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La Noria de riego

La Noria de riego

Origen e historia de este instrumento tan importante para el desarrollo rural de Zorita de la Frontera

Dr. David Rodero Rodero

Jueves, 5 de noviembre 2015, 14:09

Otro de los recuerdos de mi infancia en Zorita de la Frontera, era el riego de la huerta Chica, situada a la salida del pueblo junto a las Eras de Abajo, que en la época del verano y con la remolacha crecida, era necesario ... regar todos los días.La noria estaba situada en una plataforma de aproximadamente metro y medio. Por encima de la superficie de la zona de regadío y en el centro estaba ubicada la noria, es una rueda encajada en el hueco del pozo, que tiene enganchados una serie de recipientes, llamados cangelones o arcaduces o arcabuces, su nombre procede del árabe, que lo copiaron del griego “pádos” que significa “jarro” con ellos y con ayuda de un burro o caballo de tiro, se extraía el agua para regar. La noria tiene su origen en Persia. Los egipcios ya la utilizaban hace unos 2500 años; los árabes la denominaron “saniya” que significa "rueda para la irrigación, molino ".Los cangilones cuando subían llenos, se vertían en un reguero que en el caso de la huerta Chica, estaba en un lateral de la finca y elevado, que la gravedad, hacía llegar el agua hasta los canteros donde crecía la remolacha. Recuerdo las galerías subterráneas que los topos realizaban en el reguero y cuando el agua fluía, se escapaba por “los túneles toperos “; había que estar muy atento para detectarlos y taparlos, si no el agua no llegaba al campo de la remolacha, a veces era una labor ardua y nada fácil el dar con ellos.Estructuralmente la noria tenía un tambor donde encajaban los cangelones, con un eje que descansaba en unos cojinetes situados en los lados del pozo, se completaba con una rueda dentada vertical en el lateral del eje, que conectaba con otra rueda horizontal, que permanecía fija donde se aplicaba el cabezal de la noria; aquí se acoplaba el balancín, donde se enganchaba el animal que caminando en sentido circular daba vuelta por un sendero que se llamaba tránsito. Junto a la rueda vertical, había una pieza de hierro llamada “gato”, que con el roce sobre la rueda dentada producía un peculiar sonido de “tac tac”, impedía que si el animal se paraba, los cangilones cargados de agua no retrocedieran al fondo del pozo, era como una especie de dispositivo de seguridadA los animales se les tapaba los ojos, se decía que para evitar el mareo. Al tener una visión permanente del camino circular, se les sujetaba con una cuerda o un balancín, que iba desde el bocado del animal al cabezal de la noria, así entre el balancín, el animal, y su sujeción, se formaba un triangulo, que impedía que el animal, se saliera del camino de tránsito.El riego con las norias en la Comunidad Valenciana se hacía por las noches, a diferencia de Zorita, donde nunca regábamos en este horario, buscábamos las últimas horas de la tarde, lo que llamábamos “con la fresca”, no siempre teníamos una persona que controlara que el esfuerzo del animal no cesara. Cuando estábamos en el otro extremo de la huerta, vigilando la entrada del agua en los canteros y el burro se paraba, era un problema añadido al trabajo que realizábamos, empleábamos el sonido, dándole voces con frases nada cariñosas y el lanzamiento de piedras, maniobras no demasiado afectivas la mayor parte de las veces, el burro continuaba parado.En la Comunidad Valenciana a principios del siglo XX había unas 6000 norias que ayudaban a regar los campos de la huerta de Valencia. Actualmente y solo a modo de testimonio, en Alboraya quedan dos norias, la denominada de la Campaneta y la que tienes ante ti, dice el cartel informativo que hay junto a la mencionada noria, que está en los jardines del Paseo de Aragón. (Fotos inferiores). Una placa de mármol a los pies de la noria dice textualmente "sanía (noria en valenciano) de principios del siglo XX, recuperada por el Ayuntamiento de Alboraya en la Escuela Taller en el año 1990".Las norias estuvieron funcionando en casi todas las huertas del término de Zorita, para el riego de la remolacha, instalándose alrededor de 1930 y se eliminaron a finales de los años setenta. Actualmente están en desuso, han desparecido la mayor parte y las pocas que queden están deterioradas y abandonadas , fueron sustituidas por los motores de gasoil y eléctrico, el progreso y los avances han terminado con ellasNo obstante formaron parte de las actividades agrícolas, que durante algunos años, con el agua que sacaban del pozo con los cangilones, regábamos las huertas, a pesar de los topos y con permiso del burro, que con sus paradas ponía a prueba nuestra paciencia. En “Salamanca en el ayer”, describe la existencia de norias de tiro, que aún quedan en nuestra ciudad, las del Palacio Fluvial o la recientemente restaurada, del parque de Miguel Delibes, junto al Zurguén, que suministraba agua al jardín de la cercanía o casa de palacio de verano del obispo, transformado en huerta después de su arrendamiento, hasta su actual uso como parque público.La fotografía última, muestra una noria de tiro, que suministraba agua a las huertas que existían entre la calle de Santa María la Blanca y el Tormes. El niño que mira al fotógrafo, el norteamericano George K .Lewis, se encarga, con su látigo, que la mula de detenga. Dr. David Rodero Rodero-Cirujano

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