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La Madre Bonifacia ya es la primera santa salmantina

El Papa Benedicto XVI ha presidido este domingo la ceremonia de canonización de la fundadora de las Siervas de San José

A.B./ ENVIADO ESPECIAL A ROMA

Domingo, 23 de octubre 2011, 21:51

Y llegó el día esperado. Sin que hubieran llegado las once de la mañana, el Papa Benedicto XVI proclamó este domingo la santidad de la Madre Bonifacia para que se la pueda venerar en los altares. Un día inolvidable para las Siervas de San José y para Salamanca, que puede presumir de la primera mujer santa nacida entre sus muros. En un día cálido, el Sumo Pontífice utilizó la primera carta del apóstol San Pablo a los Tesalonicenses para poner de ejemplo las "virtudes" de la Madre Bonifacia. Guido María Conforti (1865-1931), arzobispo de Parma, fundador de la Pía Sociedad de San Francisco Javier para las misiones extranjeras (Misioneros Javerianos) y Luigi Guanella (1842-1915), fundador de la Congregación de los Siervos de la Caridad y del Instituto de las Hijas de Santa María de la Providencia fueron los nuevos santos que desde este domingo pasarán a compartir el 23 de octubre en un día soñado para sus órdenes.Con la mirada atenta de cientos de salmantinos y de miles de miembros de la congregación procedentes de todos los puntos del planeta, Benedicto XVI defendió el papel del trabajo de la Madre Bonifacia "para ganarse el pan y faenar", sin que para ello "resultara gravoso, sino más beneficioso para su vocación", coincidiendo con la celebración del Día del Domund. Es por ello que volvió a comparar a San Pablo con la fundadora de las Congregaciones de San José, al referirse a su "labor en el taller donde escuchaba y defendía su proyecto de vida". "En este contexto, -añadió Benedicto XVI- nacieron las Siervas de San José, envueltas en la humildad y la sencillez evangélicas" que supusieron un "atractivo para mujeres que quisieron escuchar la llamada".No quiso dejar atrás el Papa la experiencia de Bonifacia con una "cruz" teñida de "abandonos y la experiencia del rechazo de hasta sus propias discípulas", a los que la religiosa siempre respondió "asumiendo con gesto de esperanza a favor de la unidad de su obra", en referencia al destierro que sufrió de la capital salmantina y a la no autorización apostólica de su orden cuando llegó a la orden de Zamora. ""La nueva Santa se nos presenta como un modelo en el que resuena el trabajo de Dios", reflexionaba el Papa, en la primera vez que se le atribuía el carácter de Santa a la fundadora de las Siervas.Lea la información más completa sobre la canonización de la Madre Bonifacia en la edición impresa de LA GACETA de este lunes 24 de octubre

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