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Rosa Sánchez
Martes, 8 de enero 2019, 19:05
Texto: ROSA SÁNCHEZ | Para escuchar por primera vez la palabra castillo en Alba de Tormes hay que remontarse al año 1426. Hasta entonces existía un alcázar ubicado en la zona donde se levanta el parque El Espolón, como indica el nombre de alguna de las calles que lo rodean. En 1429 Don Gutierre Gómez de Toledo, obispo de Palencia, toma posesión de la villa y ordena levantar una fortaleza. Sería la parte más antigua de la construcción, la torre de planta cilíndrica de 3 alturas conocida hoy como Torreón de la Armería. La conversión del señorío en condado y posteriormente en ducado tras la donación de la villa a los Álvarez de Toledo hizo que el castillo aumentase de tamaño y se convirtiera en el lugar de residencia y la cabeza del señorío de la Casa de Alba. La mayor parte del castillo se levantó en tiempos del I Duque de Alba, en la segunda mitad del XV y primera del XVI, época en la que trabajan los mejores arquitectos del momento como Juan Carrera, Enrique Egas o Juan Guas. El grabado de Anton van den Wyngaerde de 1570 nos muestra ya el castillo completo, con forma irregular que refleja los distintos momentos de su construcción. Pero será el III duque, Don Fernando Álvarez de Toledo, quien lo manda decorar de forma suntuosa, con mármoles italianos. Será también el momento en el que se realizan las pinturas murales de la Sala de la Armería. Por entonces sus salas se convierten en un gran centro cultural, sobre todo en época de Don Fadrique con quien pasaron por el castillo escritores como Garcilaso, Lope de Vega o Calderón de la Barca. La representación de una de las obras de Juan del Enzina en uno de sus salones le han hecho merecedor de considerarse la cuna del teatro español. Todo este esplendor toca a fin con la Guerra de la Independencia. Durante la contienda el castillo es ocupado por las tropas francesas que lo utilizan como cuartel incendiándolo tras su retirada. Tras el conflicto bélico queda en tan deplorable estado que es abandonado, quedando a merced del tiempo. Desde ese momento sufre un deterioro paulatino al ser utilizado como cantera de la localidad hasta quedar solo en pie la torre de la Armería. Gracias al trabajo realizado en las excavaciones arqueológicas iniciadas en 1991, tras la cesión de uso por parte de la Casa de Alba al Ayuntamiento de Alba de Tormes, se puso al descubierto la planta completa del edificio cuyas paredes se han conservado hasta una altura superior a 2 metros. Construido en mampostería concertada de grandes bloques se trata de un edificio rectangular en torno a un patio central o patio de armas rodeado de una doble galería. Con defensa alrededor, de la que apenas se conserva parte de la barrera o liza, está rematado por cubos circulares y poligonales en los ángulos y en la mitad de los lienzos, integrados con las dependencias domésticas. Destaca entre ellos la soberbia Torre del Homenaje situada en la mitad del lienzo oriental y reforzada por robustos contrafuertes. En una de las paredes que limitan el patio central, en su extremo suroriental, se localiza la boca del aljibe del castillo, construcción indispensable para el abastecimiento del agua pluvial. Imágenes de las excavaciones de 1991. Rosa Sánchez En cuanto a los hallazgos materiales encontrados han sido múltiples y variados. Junto a una abundante selección de fragmentos cerámicos, principalmente de Talavera, se han exhumado monedas, botones (muchos de ellos con el números del regimiento), piedras para fusil de chispa, alguna hebilla, baldosas (destacando las de azulejería de arista) etc. Entre los materiales marmóreos que decoraban las dependencias predominan las baldosas, cornisas, balaustres, fragmentos de columnas o elementos de arco con el intradós decorado con casetones con florones. Como pieza significativa destaca una enjuta de mármol blanco con dos medallones, uno por cada lado. En ellos se representan dos bustos, una efigie de un emperador romano y en el otro lado la de un soldado, representados de perfil y realizados con exquisito gusto. Todas estas piezas, sin duda, pertenecen a la galería meridional que describe A. Ponz en su Viaje a España: “Se sale a una espaciosa galería, al mediodía de este palacio, adornada de seis columnas de mármol y medallas con cabezas de la misma materia en las enjutas. Dentro de la galería se ven bustos de bronce sobre pedestales… También hay otro busto en mármol del dicho señor”. Este último sería el busto de mármol del III Duque de Alba aparecido en las excavaciones de 1991 y que se expone en la sala de la Armería. Esta sala, situada en la primera planta de la torre, está completamente decorada por pinturas al fresco, tanto la bóveda anular como las paredes, obra de Cristobal Passin entre 1567 y 1571. En ellas se representan 3 escenas de la batalla de Mühlberg (Alemania, 1547), en la que fue vencedor el Gran Duque de Alba. Una interesante selección de estos materiales ha pasado a engrosar el Museo instalado en la planta baja del Torreón de la Armería. Éste, junto a los restos del castillo debidamente restaurados y la excelente panorámica sobre la villa y la vega del Tormes que permite la subida hasta el mirador que corona la torre, lo convierte en uno de los lugares de visita obligada al acercarse a la villa ducal.Para leer más publicaciones sobre Cantagallo pulse aquí. Puedes subir a ´Viva mi Pueblo´ la información y las fotografías de este u otros municipios salmantinos o mandarlas a vivamipueblo@lagacetadesalamanca.es
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