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El Balneario de Ledesma y los mineros asturianos

El Balneario de Ledesma y los mineros asturianos

Los niños de la villa les recibían como en la película "Bienvenido, Mister Marshall", en busca de alguna perra

MONETTE

Viernes, 11 de enero 2019, 09:57

El Balneario de Ledesma está ubicado en la finca Vega de Tirados, a 22 kilómetros de Salamanca y a escasos kilómetros de Ledesma, a orillas del Rio Tormes y en plena Calzada Romana que unía la localidad ledesmina con la capital charra, en la conocida Ruta de la Plata.Con sus emblemáticas encinas, carrascos, matorral silvestre y suelo cubierto de pastizal, el Balneario de Ledesma constituye un paraje perfecto para disfrutar de lo que tradicionalmente se conoce como vacaciones de salud. El Balneario es uno de los complejos termales más grandes de España. Cuenta con una fuente de aguas mineromedicinales, consulta médica e instalaciones balneoterápicas, además de muchas otras instalaciones que se han ido incorporando con el paso de los años.Ya en el siglo XV, el Doctor Juan Gutiérrez de Toledo recomendaba estas aguas con fines terapéuticos a sus pacientes, entre ellos, los Reyes Católicos.Estos baños fueron declarados Monumento Histórico Artístico en 1931. Fue en 1981 cuando el Montepío de la Minería Asturiana metió 2.000 millones de pesetas en las aguas, para que sus mineros gozaran de las mejores instalaciones nacionales. En este balneario trabaja mi hermano Poldo, en mantenimiento, hace alguna década.Allí acudían los mineros asturianos a curarse de la silicosis que cogían en las minas. Pero mucho tiempo atrás, ya iban los mineros allí. Y como no podía ser de otra forma, iban a Ledesma, a conocer y disfrutar de esta maravillosa villa. Si bien es cierto, que antes de ir ya les avisaban en el Balneario para que cambiaran alguna peseta, en perras gordas y perras chicas, ya que allí estábamos nosotros para para recibirlos al más puro estilo de “Bienvenido, Mister Marshall”, para pedirles alguna perra.Ellos, ya conscientes de ello, echaban mano al bolsillo y, como si de un bautizo se tratara, volaban las monedas por los aires. El más avispado cogía alguna al aire y los demás nos tirábamos al suelo, e incluso nos mordíamos en la mano para que el otro soltara el diminuto botín que había cogido. Todo un espectáculo para aquellos duros mineros, que no paraban de reírse a carcajada suelta.Vaya recuerdos que se llevaban de Ledesma. Dando gracias a Dios de la acogida y los buenos alimentos que allí habían degustado y, como no, de los buenos momentos que con los niños del pueblo habían pasado por un puñado de perras gordas y perras chicas. El espectáculo le había salido prácticamente gratis.Y con las terapias del Balneario, las risas y la buena acogida que habían tenido en Ledesma, regresaban a Asturias, como nuevos, y añorando y contando los días para volver el próximo año a Ledesma, aunque no tuvieran ninguna enfermedad que curar. Y es que en Ledesma, el que prueba, vuelve.Y como casi siempre que hablo es para homenajear a alguien, hoy no va a ser menos. Vaya para todos los mineros, entre los que incluyo a mi difunto hermano José, que tan dura tarea desempeñó en las minas de Guardo, en Palencia. Para todos ellos, nuestra gratitud. Y como siempre, un abrazo para todos vosotros. Gracias amigos

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