Anecdotario personal del 23F

A mis nietos Adrián e Ignacio Ríos EstellaCualquier día me preguntaréis, ¿abuelo, tu estuviste allí? Como para entonces puedo no estar aquí, os cuento. Aprenderéis a distinguir algún tricornio indigno de la ejemplar Benemérita que conocéis bien. Hace exactamente 36 años, invistiendo como Presidente a Calvo Sotelo, la irrupción del Teniente Coronel Tejero en el hemiciclo nos dejó perplejos, y cuando sus guardias soltaron unas ráfagas con el naranjero, tirados. Sobre mi pelo cayeron cristales, no sé si del objetivo de una cámara roto a culatazos, o de un foco de luz hecho añicos por los disparos. Luego, un espeso silencio. ¿Sabéis lo primero que escuché?: "Albertiño, me he orinado sobre mí mismo". Al miedoso vecino le traicionó su esfínter. De inmediato, un democristiano entonando un padrenuestro. Cuando nos permitieron levantarnos, muchos creímos que Suárez, el general Gutiérrez Mellado „que se enfrentó a los guardias„, y algún ministro mas, yacerían en la moqueta. La peor de mis privaciones en aquel secuestro no fue la comida „dieciocho horas sin probar bocado„, sino el tabaco. Se fumaba en el hemiciclo, entre los próximos repartimos los cigarrillos, con los nervios consumimos más de la cuenta y se acabó enseguida.Lea el artículo completo en la edición impresa de LA GACETA en Orbyt y Kiosko y más