M.C.
Martes, 5 de febrero 2019, 22:03
La Policía Nacional le detuvo el pasado 19 de junio acusado de una violenta agresión sexual en el paseo fluvial. Apenas 24 horas hicieron falta para dar con él conforme a los datos aportados por la víctima y las pesquisas policiales. Pese a que desde el principio mantuvo que había sido una relación consentida, la violencia de los hechos denunciados por la víctima le llevaron al día siguiente a prisión provisional y sin fianza. Seis meses después, en diciembre, salió en libertad bajo fianza a la espera de juicio gracias al recurso interpuesto por su abogado. La oposición de la otra parte, que inmediatamente planteó recurso ante la Audiencia Provincial para pedir su inmediato reingreso en prisión le mantiene a día de hoy a la espera de la resolución.Según informan fuentes del caso a LA GACETA, la decisión del tribunal salmantino se espera para pronto, en días. Mientras tanto, el detenido por la presunta violación que el verano pasado desencadenó una gran alarma social entre los salmantinos continúa en libertad, eso sí provisional.Tal y como avanzó este diario, la víctima del presunto violador del paseo fluvial, una joven inglesa, aseguró haber vivido un auténtico calvario hasta lograr zafarse de su atacante.Según relató ella misma a los policías, caminaba por el paseo fluvial, al que había accedido por la calle Río Carrión y llegaba a una especie de ruinas de un molino de agua cuando observó a un varón al que ya había visto al iniciar su paseo. El individuo se le acercó con el miembro viril fuera del pantalón, tras lo que la empujó para alejarla del paseo y agredirla sexualmente.“Solamente quiero tener sexo”, le dijo y tras los tocamientos se tumbó encima de la joven, aunque sin llegar a la penetración, mientras que ella se defendía con golpes en la cara, patadas y arañazos, repitiendo continuamente su negativa, hasta que finalmente él se retiró y acto seguido se masturbó en su presencia.La víctima, siempre según su relato, intentó entonces hacerle unas fotografías con su teléfono móvil, cosa que logró evitar el agresor quitándole el terminal y arrojándolo entre la maleza, al tiempo que intentó convencerla para que no le denunciara.A continuación, la joven cogió su bolso, sus llaves y sus ropas y por el carril bici se dirigió, descalza, ya que sus sandalias se habían roto durante la agresión, hasta donde sabía se encontraban las dependencias de la Policía Local.Agentes del Grupo de Policía Judicial de la Comisaría de Policía que se desplazaron hasta el Cuartel de la Policía Local nada más tener conocimiento de las manifestaciones de la joven regresaron con ella hasta el lugar para tratar de recuperar el teléfono, sin resultado. Luego la acompañaron a su domicilio para recoger unas zapatillas y posteriormente hasta el Hospital, conforme al protocolo establecido para víctimas de agresiones sexuales.Las pesquisas policiales permitieron identificar en apenas 24 horas al presunto autor de los hechos.
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