ALBERTO ESTELLA
Sábado, 12 de octubre 2013, 06:45
Contemplo sus pechos y son hermosos. Ni grandes como el voluminoso tetamen de la estanquera de "Amarcord", del obseso Fellini, ni pequeños como las téticas de perra de la mulata adolescente de "Cien años de soledad". Parecen firmes y turgentes, porque a pesar de las agarradas y los tirones de los securatas del Congreso de los Diputados, el rostro está tenso, las manos asidas compulsivamente a la barandilla, pero las domingas sin siliconar y se mantienen enhiestas, no como tortas de Alcázar, que me parece comparaba García Pavón. Sobre su torso un letrero partisano, provocador, necio : "El aborto es sagrado". Las primeras feministas de la democracia, que portaban la pancarta, solían ser mayorcitas y feas. En una manifestación ante el Congreso, Esperabé de Arteaga „que en lenguaje ganadero las llamaba "abortonas"„, comentó quien era el guapo que se atrevía a preñarlas. Al margen del comentario notoriamente machista, aquellas no consideraban "sagrado" abortar. La joven de Gijón que representa a Femen en España, tiene 21 años y sus colegas ucranianas „con unos senos igualmente impecables„, no andarán lejos. El tema es que Lara, que así se llama la activista, provocó al ministro de Justicia porque "qué sabrá de libertad y maternidad ¡si él no va a parir!". Pero resulta que Lara no tiene doctor Zhivago, sino novia, de suerte que no parece fácil que quede encinta, ni por tanto que ejerza lo que considera su derecho a "interrumpir el embarazo". Eso sí, agresividad toda, sin duda solidarizándose con las feministas que tienen maromo, posibilidad de gestación y por tanto oportunidades para „según mi criterio„, asesinar nasciturus. Aunque cualquier día la prensa anuncia que la han inseminado artificialmente, o que le han dado una criatura en adopción, que todo se andará. Se educó en un colegio de monjas, pero las desprecia porque, dice, son "las criadas de los curas y los Papas", y se queda tan oreada. Esta prenda, aparentemente un buen mamífero, ha declarado que su cuerpo es "un elemento de defensa y ataque", y de momento emplea sus pechos no para cascar nueces, ni para amamantar rorros, sino "para molestar", como herramienta de combate. Tetas militantes, carretas de armamento feminista.Lea el artículo completo en la edición impresa de LA GACETA
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