Monette
Martes, 27 de diciembre 2016, 13:10
Desde tiempos inmemorables, se celebraba el mercado de las reses vacunas y porcinos en Ledesma, el jueves inmediato a la Nochebuena; y ahí entran los turroneros de La Alberca, ataviados con aquellas blusas por encima de los pantalones de Mahón y la boina correspondiente, así como las mujeres por encima de aquellas faldas que le llegaban hasta los tobillos y por supuesto, el pañuelo en la cabeza.Un día grande para todos y muy en especial para los niños, ya que acudíamos a los puestos con el propósito de que cuando desenvolvían aquellos bloques de turrón, que iban envueltos en papel cebolla o algo parecido al plástico, nos daban a nosotros ese envoltorio impregnado de miel, ¡y cómo lo saboreábamos! a base de lengüetazos. También estábamos muy atentos cuando con la macheta cortaban un trozo para los clientes, y de vez en cuando, algún trocito saltaba por los aires, pero era tal nuestra peripecia que esos trocitos no llegaban al suelo, ¡qué linces éramos!.Todo esto ocurría en la Plaza del Mercado, situándose una decena de estos vendedores albercanos desde la ferretería de Claudio hasta el Bar Ribas por su trasera. No eran pocos los productos que llevaban, como por ejemplo aquellas bolsas estrechas y alargadas en las que entraban una decena de almendras garrapiñadas, también los tarros de miel, de pura miel albercana, así como pastas, periquillos, mantecados y demás productos, pero el producto estrella por antonomasia, era el turrón.Ese jueves se puede decir que hacían el agosto, pues había muchísima gente, entre ellos ganaderos, compradores de ganado y muchas personas de los pueblos limítrofes que ese día se acercaban hasta Ledesma para hacer las compras y tener las despensas un poco llenas para las Fiestas de Navidad, por lo que clientes no les faltaban a estas buenas gentes que venían a Ledesma desde tan lejos. Tampoco le faltaban clientes a Colas Chamusco, que justo enfrente de los turroneros había montado improvisadamente una frutería en el centro de esta plaza del mercado. También estaban a rebosar las casetas que rodean esta plaza y que vendían de todo, según a lo que se dedicara cada uno, como por ejemplo la señora Consuelo ‘la gordilla’, que había bajado desde la calle San Miguel hasta su caseta en esta plaza.No mencionamos a todos porque sería interminable, pero sí hacemos hincapié en los bares y restaurantes de alrededores que ese día no daban abasto, al igual que toda clase de tiendas. Ahora ha cambiado mucho todo esto, y espero que el turrón no haya cambiado.Y no nos olvidamos que en otra estación del año más calurosa, en estos mercados de los jueves se hacían grandes montones de melones y sandías desde las Monjas hasta la Cruz de arriba, pero el punto más álgido para degustar estos melones y sandias, era en el mercado del grano.Y para terminar, volvemos con los turroneros, ya que hoy son ellos los protagonistas, y le damos las gracias y sobre todo, la enhorabuena por ese gran saber hacer con el que elaboran los productos artesanales de La Alberca de manera insuperable.Más publicaciones sobre Ledesma pulsando aquí y sobre otros pueblos de Salamanca aquí
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