El 11-M, el dolor que no cesa

Salieron de casa a buena hora, quizás pensando que iban a volver a su hogar, pero no lo hicieron. Mañana se cumple una década del mayor atentado terrorista de la historia de España, que costó la vida a 192 personas, entre ellas varios salmantinos.Los recuerdos se agolpan de nuevo para los familiares de los fallecidos, que cada día han echado de menos a quienes no regresaron aquel fatídico día en que se subieron a los trenes de cercanías con destino a las estaciones de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia.Begoña Martín Baeza, vinculada a Béjar, cogió el tren en Azuqueca de Henares para ir a trabajar a San Sebastián de los Reyes como administrativa. Se había casado hacía 9 meses, quería ser madre, y murió con 25 años. Hija única de Javier y María José, sus cenizas fueron esparcidas en las inmediaciones del santuario de El Castañar. Sus padres la recuerdan todos los días y en este décimo aniversario del 11-M aún no saben si la homenajearán en Béjar o en la catedral de La Almudena. Béjar, la ciudad paterna a la que la joven regresaba todos los veranos, cuenta desde 2009 con una plaza dedicada a Begoña Martín. Periódicamente montañeros y amigos mantienen viva su memoria con una marcha en el entorno de El Castañar.Misa en SanchotelloJosé García, natural de Sanchotello, que había abandonado su pueblo muy joven para encontrar trabajo en Madrid, es muy recordado en el aniversario del fatídico 11-M. Con 46 años y dos hijos adolescentes, no llegó a celebrar la mayoría de edad de su hija mayor, una éfeméride familiar que estuvo preparando con su mujer Conchi. Amante de sus hijos y de su familia, era el subdirector de la sede de Bankinter en la calle de Goya. Sus padres, siguen "muy afectados" por la pérdida de José, comenta el alcalde Luis Redondo, que indica que todo Sanchotello se suma al dolor que no cesa por el 11-M. Este martes, a las 6 de la tarde, se celebrará una misa en el pueblo en homenaje a José García.Ambrosio Rogado, natural de El Campo de Peñaranda, también murió el 11-M. Estaba casado, tenía 56 años y dos hijos. Trabajaba en la compañía de seguros RGA y desde hacía 20 años se trasladaba a su trabajo en el tren donde terminó su vida.Y la vida de Sara Encinas, teleoperadora y estudiante de Derecho, se rompió el 11-M cuando tenía 26 años. Aunque había nacido en Madrid, pasaba temporadas en Yecla de Yeltes, localidad natal de su padre, Juan.Entre los supervivientes de la tragedia se encuentra Meli Sánchez, natural de Nava de Béjar, que estuvo un mes en coma tras el atentado. Superó infinidad de operaciones delicadas y fue considerada uno de los tres heridos del atentado con gran invalidez. Aún necesita ayuda para algunas tareas cotidianas, explica su marido.El cirujano salmantino Juan Carlos López, que en fin de semana está a punto de entrar a quirófano, atendió a varios niños víctimas del 11-M en el Hospital de La Paz. Diez años después aún recuerda a uno de ellos, el más afectado, que perdió en el atentado a su padre, un abogado del Tribunal de Cuentas.El Ministerio del Interior va a entregar hoy en el Teatro Real de Madrid, con motivo del X aniversario de estos atentados, 365 condecoraciones de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo. Mañana, a las 10 en La Almudena, los Reyes presidirán una misa de recuerdo y homenaje a las víctimas del 11-M.Seis de los 19 condenados por el 11-M han cumplido ya su pena. El juez Javier Gómez Bermúdez dictó la sentencia. "No tengo nada que objetar" sobre el fallo judicial, dice el padre de Begoña Martín. Ya en abril de 2004, siete de los autores materiales de los atentados en los trenes de cercanías, que formaban un comando local que reivindicó la masacre en nombre de Al Qaeda, se inmoloaron en Leganés al verse cercados por las fuerzas de seguridad.