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Se llaman Shakira y Malú porque cuando iban a nacer sonó una canción y a sus cuidadores de la Diputación de Zamora les dio por nombres de cantantes.
No ha ido a la feria su otra «amiga», Rosalía, también de un año. Así que son Malú y Shakira las que se llevan el aplauso de los niños y sus caricias, aunque encuentran dos dificultades: hallarlas, porque están en la nave de caballos, y luego salvar los barrotes.
Su cuidador en la feria, Abilio Gómez, mantiene que son animales que disfrutan con las caricias del público. «Son muy cariñosos y lo que buscan es que la gente las acaricie, que las toquen y se acercan», cuenta, aunque de tranquilas nada: «Menuda guerra dieron hasta que pudimos subirlas al camión», dice.
Se podrían vender, pero como artículo de lujo, matiza Abilio, porque no tienen rentabilidad.
«Son como animales de compañía», explica. «Solo tienen una pega, que si las tienes con árboles, te los comen». Durante el año viven en la finca Madridranos, a pocos kilómetros de Zamora.
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