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El reconocido grupo de rock Arde Bogotá llega desde Cartagena a la Plaza Mayor en el cuarto concierto de las fiestas. Su estilo, que pretende aportar frescura al panorama indie en español con canciones potentes y letras de tinte generacional, animarán el espectáculo musical ... a partir de las 23:15 horas.
Con apenas dos álbumes y un EP en sus seis años de carrera se han convertido en la gran sensación del rock español. En un 'verano eterno' con un incontable número de actuaciones, Antonio García, cantante de la joven banda, reflexiona sobre la necesidad mental de sobrevivir al éxito manteniendo los pies en el suelo.
Empecemos con un topicazo. Se han convertido en el grupo emergente por excelencia. De todo lo que se está diciendo de Arde Bogotá, ¿qué es lo que les hace más ilusión?
–Buena pregunta. Pues quizás los comentarios que nos llegan de la gente. El otro día nuestra manager recibió un correo de un espectador que al oirnos presentar una canción durante un concierto tuvo una especie de epifanía con su significado y revivió una experiencia terrible que había tenido. Algo super fuerte. Creo que poder conectar así con la gente es lo que le da una dimensión distinta a nuestro oficio.
¿Temen que el éxito se les pueda subir a la cabeza?
–Hablamos a veces de eso, y cada uno de nosotros tiene su propia 'dieta' para asimilar lo que nos llega, sea bueno o mal. Nadie te enseña cómo afrontar lo que nos está ocurriendo. Por suerte, somos una banda, nos pasan las cosas a todos casi a la vez y entre todos intentamos cuidarnos. En esto incluyo a la gente que trabaja en el proyecto, tenemos un equipo muy majo de gente.
¿Cómo es el equilibrio de fuerzas a la hora de componer?
–Hay canciones que han partido más de mi, pero depende de la tarde. Es complejo. Como hacer un trabajo del cole entre cuatro. Cada uno hace sus aportaciones y al final intentamos que lo que impere sea la cancion, que reciba lo que necesita. Al final del proceso, lo individual se pierde y se convierte en un producto colectivo, del que todos disfrutamos.
M-Clan, Viva Suecia, Second, Neuman, Nunatak, ustedes... La región de Murcia esta exportando muchas y muy buenas bandas rock desde hace años. ¿Les ha ayudado su origen para saltar a la escena nacional?
–Quizás sí, pero no sabría decir cómo. Creo que somos un poco hijos de un caldo de cultivo que hay alli, que tampoco lo sé explicar muy bien, pero que es evidente. Y que la cercanía a la gente que lo ha conseguido es algo que ayuda.
Tuvieron el apoyo de una casa discográfica como Sony desde el principio. Eso es fundamental para darse a conocer, ¿no?
–Evidentemente, porque no es nada normal. Solo habíamos publicado un tema, 'Antiaéreo' y ya se interesaron. A ver, no es que la vida nos cambiara de la noche a la mañana, pero son gente joven muy implicada que sabe hacer las cosasque tú no sabes y respetan tu libertad creativa. Y sería de ilusos no mencionar un aspecto fundamental, el presupuestario.Nos ahorramos los gastos de las grabaciones de los discos.
Y así en tiempo récord han podido dedicarse en exclusiva a la música. Usted por ejemplo, era abogado en Madrid.
–Ese impuso ayudó, claro, pero lo básico ha sido después el apoyo del público. Lo que nos ha permitido dejar nuestros trabajos es dar conciertos y que la gente venga a vernos, Y grabar más discos y que estemos ahora teniendo esta entrevista.
Ha confesado alguna vez que Bunbury es una de sus referencias como cantante. Su tono grave de voz es una de los rasgos distintivos de Arde Bogotá.
–Bueno, son voces que llaman la atención en el rock y que conectan mucho. Desde luego no es algo pretendido. y lo cierto es que canto en un registro ligeramente más grave que cuando hablo.
¿Le supone esfuerzo?
–No, al contrario. Es más comodo. Mi profesora de canto me dice que es algo natural de mi cuerpo, que encontró esa forma de hacerse oir, seguramente para luchar con el volumen de los desquiciados de mis compañeros (risas).
En esta gira presentan su segundo largo «Cowboys de la A3», una autopista que frecuentan mucho...
–Vamos para adelante y contamos cosas de nuestro presente. Lo que nos pasaba mientras hacíamos conciertos, nos moviamos sin parar, rompíamos el cascarón de lo que es un musico en gira. En el futuro viajaremos a otros sitios y esperamos contar otras cosas.
A ustedes, obviamente, no se les puede calificar de indies con esa discográfica detrás. ¿Cómo se llevan con las etiquetas?
–Eso de indie siempre se ha relacionados con los grupos de festivales. Y en ese perfil si que encajamos. Creo que hacemos una música que se disfruta mucho en ese tipo de conciertos.
¿Les gusta oir que lo suyo es hacer himnos de estadio?
–Suena un poco vertiginoso. Como cuando alguien se tatúa una letra de una canción tuya. Eso no sé cómo digerirlo. A veces me dicen «Antonio mira...» y cuando empiezan a remangarse les paro: «Por favor, no me lo enseñes». Es que no sé como mostrar agradecimiento a eso. Que llegue a ser tan importante para alguen es una responsabliidad abrumadora.
Segunda vez en Salamanca, ¿no? ¿Cómo afontan este concierto?
–Si, de una discoteca chiquitita a la Plaza Mayor, no se puede comparar... Me hace mucha ilusión volver a Salamanca. He estado allí varias veces en otro plan, de fiesta, viviendo noches románticas y divertidas.
Pues venga, promocione su concierto para quien tenga dudas de si acercarse.
–Intentamos ser una banda de rock, con un concierto lleno de energía, montar una fiesta para que la gente baile, cante y se divierta con nosotros. Todo aquel al que le apetezca perder un par de kilos, estirar las articulaciones y tal, le invito a nuestra particular clase de crossfit movida por guitarras eléctricas, bajos y baterías. ¡Pongase en forma con Arde Bogotá!
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