La Alberca se engalana para el Corpus

Una arraigada tradición serrana que honra de esta forma al Santísimo Sacramento que el domingo sale en procesión bajo palio por las calles del municipio, que previamente han sido perfumadas también con tomillo y otras hierbas aromáticas.

La solemnidad de esta celebración albercana se percibe a lo largo de todo el recorrido del Santísimo en su custodia de plata escoltado por autoridades y mayordomos, que además también se relevan a la altura de la Plaza Mayor para llevar el palio que protege la imagen. En el itinerario se sitúan cinco altares donde aguardan los niños que este año han tomado la Primera Comunión, para rociar con pétalos de rosa la custodia de plata que alberga al Santísimo.

La devoción que los albercanos sienten por estas fiestas del Corpus se deja ver especialmente en la llegada de la procesión al atrio de la iglesia, donde se sitúa el último altar, donde tanto las autoridades como los cofrades, los mayordomos y sus familiares hacen su ofrecimiento con una fórmula muy rigurosa que ha sobrevivido al paso del tiempo. Tres veces han de arrodillarse ante el Santísimo con la prohibición expresa de dar la espalda a la imagen, caminando hacia atrás en su retirada.

El Corpus de La Alberca no sólo es famoso por la solemnidad y el rigor de la celebración sino por el colorido de sus calles —que lucen las mejores piezas del bordado serrano— y por los propios albercanos que se engalanan para la ocasión paseando con orgullo la sobriedad de las capas charras y mostrando a su vez las mujeres la fastuosidad del enjoyado Traje de Vistas que encuentra en el día de Corpus uno de las mejores ocasiones para lucir todo su esplendor, además de inundar el ambiente de una innegable estela de tradición.