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Manchester City
Bernardo Silva (23'), Bernardo Silva (37'), Militao (p.p) (75') y J. Álvarez (91')
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Real Madrid
Este año no será. La Decimoquinta deberá esperar. El Real Madrid naufragó en Mánchester y cayó eliminado ante un City infinitamente superior. Los de Guardiola aplastaron en juego e intensidad desde el principio a los blancos rozando un fútbol perfecto ante el que nada fue capaz de hacer el todavía, aunque ya por poco tiempo, vigente campeón. Bernardo Silva anotó un doblete en la primera mitad y Militao, en propia puerta, firmó el tercero de los locales que hacía entregar su corona a los madridistas. El City y el Inter de Milán serán los dos equipos que se disputen el título en la gran final de Estambul.
El partido comenzó como todos esperaban: ambientazo en el Etihad y un City aprovechando esa atmósfera para intentar golpear primero. Y según pasaban los minutos los avisos se iban sucediendo con una consigna clara que no era otra que la de chutar a portería a la mínima ocasión. Todo dentro del guión. Tocaba apretar los dientes y aguantar como fuese. Al Madrid no le duraba el balón y las pérdidas en salida eran alas para un rival que iba creciendo.
El agobio empezaba a ser importante. Los avisos se convirtieron en amenazas de verdad. Así, en el minuto 12 tuvo que aparecer Courtois para firmar el primer milagro que sujetaba al Madrid. El de siempre y como siempre. Haaland voló más que Alaba para cabecear un balón que ya era celebrado como gol en la grada. Pero el mejor portero del mundo confirmaba su presencia en el partido.
Quince minutos y apenas 13 pases completados. Ese era el resumen del arranque de un Real Madrid muy aculado y fuera del choque. Por momentos la impotencia se empezaba a notar en los jugadores madridistas, pues una cosa era la de esperar juntos y defendiendo en bloque bajo y otra la de no ser capaz de elaborar una jugaba que les permitiese superar el campo propio. El City seguía empujando y Haaland volvía a santificar a Courtois que firmaba una estirada imposible para evitar de nuevo el gol del noruego.
Pero la situación era insostenible hasta el punto que instantes después llegaba el primero del Manchester City. Y es que de milagros no siempre se puede vivir. Bernardo Silva se coló entre las líneas defensivas blancas para recibir una asistencia dentro del área y fusilar a Courtois. Ahora sí que era imposible para el belga. Los de Guardiola encontraban la merecida recompensa y exigían una reacción a los de Ancelotti que no solo eran inferiores en el juego sino también en intensidad.
Hubo que esperar al minuto 32 para verificar la presencia de Ederson bajo los palos de la portería del Manchester City. El meta brasileño atrapaba sin problemas un balón al espacio de Rodrygo a Benzema. Considerarla de ocasión sería arriesgado. Pero algo era algo. Una señal de que el orgullo obligaba al Real Madrid a despertar.
Y minutos después estuvo a punto de empatar. Kroos se inventó un disparo seco y potente que se iba a estrellar en el larguero de la portería del City. Ahora sí, parecía que el Madrid estaba en el partido. Pero nada lejos de la realidad, pues en la siguiente jugada Bernardo Silva iba a aumentar la distancia en el marcador. El portugués se encontró un rechace tras un disparo de Gündogan para empujarlo de cabeza a la portería de Courtois. El pase a la final se ponía cuesta arriba. Sólo una gesta de esas que acostumbra el Real Madrid podría arreglar la situación. Pero esta vez no tocaba.
Tras el descanso, los mismos once blancos, aunque vestidos de negro, salieron con otra cara al césped del Etihad. La actitud, el empuje y la intensidad nada tenían que ver con lo vivido los anteriores 45 minutos. Y es que el Real Madrid sabía que podía remontar o no, pero lo que no podía hacer era rendirse. La historia les obligaba a intentarlo, a creer y a luchar hasta el final.
Pero nada funcionaba. Modric estaba irreconocible fallando pases, Benzema no era capaz de ser el faro que necesitaba el equipo y Vinicius se veía superado una y otra vez por un Walker al que era incapaz de superar. Para reflexionar lo del francés que firmó una de las peores actuaciones que se le recuerdan. Lo del '9' es una asignatura pendiente para la próxima temporada.
El primer cambio, en el 62', iba a ser el de Rüdiger por Modric para empujar a Camavinga al centro del campo. Asensio por Kroos era la segunda decisión de Ancelotti para intentar motivar que sucediera algo que incendiese el partido. Pero no era la noche. Es más, tras los cambios, la mejor ocasión volvió a ser para el City. Mismo duelo que el vivido en la primera parte. Haaland Vs Courtois. Y otro milagro más. Nueva victoria para el portero madridista que volvía a frustrar las ganas de celebrar del ogro noruego.
Pero para culminar los despropósitos de la noche llegó el autogol de Militao a falta de quince minutos para el final. Era el tercero del City y el que enterraba definitivamente las opciones blancas. Esta vez no hubo remontada. Es más, todavía había tiempo para otro más, el cuarto obra de Julián Álvarez. Mucho City y poco Madrid. Los de Guardiola certificaron su billete a Estambul para intentar culminar su objetivo que tantos años y tantos millones después llevan buscando: una Champions, que esta vez no levantará el rey de Europa.
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