El Rayo atormenta al Madrid

En una semana en la que los ciudadanos de casi toda la España han tenido que convivir con las fuertes lluvias y las rachas de viento, un Rayo valiente y con oficio apareció en el Santiago Bernabéu para atormentar al Real Madrid (0-0) y privarle del liderato de la Liga. Los vallecanos supieron aguantar los ataques madridistas para sacar un empate que corona al sorprendente Girona como primer clasificado en solitario del campeonato tras una docena de jornadas disputadas. 

Real Madrid y Rayo Vallecano dispusieron desde el inicio un partido divertido. Ambos querían jugar y buscar, propio a su estilo, la portería rival jugando el balón e intentando presionar con el objetivo de robar lo más cerca posible de la portería rival. Así, la primera ocasión clara del partido no tardó en llegar cuando Fede Valverde tras interceptar un balón se plantó solo ante un Dimitrievski que leyó bien las intenciones del uruguayo para evitar el gol con una muy buena intervención. Era el aviso de que el meta rayista iba a ser protagonista del partido.

Por un momento el corazón de los presentes en el Bernabéu se encogió. Fue cuando el electrónico del estadio iba camino de marcar el minuto 10 de juego. Bellingham quedaba tendido en el suelo y con gestos ostensibles de dolor. Mano en el hombro y pataleo sobre el césped. Justo antes, el centrocampista inglés se había lanzado a controlar un balón con el pecho cayendo con un gesto raro que le dejaba tocado. Las primeras sensaciones eran malas, los médicos le atendían entre sus lamentos y Rodrygo calentaba en la banda por si le tocaba entrar. Por suerte para el Madrid y desgracia para el Rayo, de un momento para otro se iba a levantar como un resorte para seguir dirigiendo el juego de los de Ancelotti.

El paso de los minutos dejaba a un Real Madrid superior y generando ocasiones. Una detrás detrás de otra los blancos iban rondando un gol que merecían, pero no llegaba. Vinicius cobraba protagonismo desde la izquierda mostrándose eléctrico y encarando a la que podía. También protestando y con razón, sobre todo una jugada en la que recibió un codazo de Mumin en la mandíbula y en la que no se señalaba ni falta.

 

Joselu iba a levantar la mano y pedir balones. El canterano madridista dispondría antes del descanso de hasta cuatro ocasiones claras para adelantar a los suyos, pero todas ellas sin éxito. En unas su falta de acierto en el remate, en otras las manos de Dimitrievski le iban a dejar en blanco. También Fran García dispuso de otro intento tras una buena jugada de Bellingham, pero su disparo se marchó alto.

El comienzo de la segunda mitad sonaba ya repetitivo. Esa sensación de sentarse a ver una película que ya has visto en más de una ocasión. Mismos actores y mismo guion. Un equipo que lo intenta y que llega, pero con más ganas que con fútbol. Y que intuye a pensar que no va a ganar muchos premios pues le falta un delantero centro al que apunten los flashes a la hora de la verdad. A Ancelotti parecía no preocuparle. Los minutos pasaban y los jugadores suplentes ahí seguían, en el banquillo. Hasta que pasado el ecuador del segundo tiempo, el italiano se dio cuenta, quizá tarde, que tenía que intentar agitar una situación que comenzaba a encallarse. Así, llamaba Rodrygo y Kroos para darles entrada por Modric y Fran García. Y el brasileño, recién renovado, la tuvo nada más salir. Pero el disparo se iba rozando el poste. Parecía que no quería entrar.

Y no quiso. El Real Madrid lo probó de todas las maneras, pero esta vez no entró. Y es que tampoco se puede esperar que todas las jornadas aparezca Bellingham en el descuento para obrar el milagro y rescatar los puntos. La última estuvo de nuevo en las botas de Rodrygo que lo intentó con un taconazo que acabó en las manos del MVP Dimitrievski. La borrasca quiso cerrar la semana sobre el Bernabéu para que un Rayo acabase atormentando al que hasta esta jornada era el líder.

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