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Martín Vellisca formó parte de aquel Salamanca que subió como un meteorito desde Segunda B en la temporada 1993-1994 a Primera en la 1995-1996 en solo dos temporadas para pasar en solo dos años de estar en el barro de la categoría de bronce al cielo de la Liga de las Estrellas. Martín Vellisca se subió a aquel tren imparable que tenía como maquinista a Juanma Lillo y que tanto hizo soñar a Salamanca. Sin duda de los mejores años de un Helmántico que el próximo miércoles cumple 50 años.
–Fue llegar a Salamanca y todo fue ir hacia arriba en su carrera deportiva...
–Sí, llegué del Getafe en Segunda B y llegaba al Salamanca a la misma categoría pero en la Unión Deportiva Salamanca y suponía un gran reto para mi. En dos temporadas conseguimos dos ascensos y nos metimos en Primera. Cuando me vi debutando en Primera fue lo máximo.
–Y todo aquello con el Helmántico como principal baluarte...
–El cambio que pegó el club en dos años fue impresionante a todos los niveles. El estadio sufrió una remodelación de vestuarios y zonas que fue espectacular y es que habíamos pasado de la noche a la mañana de Segunda B a Primera División. Enganchamos a la gente de Salamanca y pasamos de partidos en Segunda B con poco público a los llenos que había en Primera con un gran ambiente en el estadio Helmántico.
–¿Con qué partidos se queda en el Helmántico?
–Con muchos y es que desde Segunda B a Primera pasaron muchas cosas pero los más recordados fueron aquellos contra el Barcelona o el Atlético de Madrid que son los más míticos de aquella época. Hay uno que no fue en el Helmántico que fue en el Camp Nou cuando ganamos allí la última jornada y nos salvamos de bajar a Segunda.
–En aquella época Salamanca estaba volcada con vosotros...
–Mira, cuando subimos el Albacete hicimos noche en Madrid. Al día siguiente cuando íbamos en el autobús entrenado en la provincia de Salamanca por cada pueblo salmantino que pasábamos salía mucha gente a saludarnos y a aplaudirnos y así durante muchos kilómetros desde el primer pueblo hasta que llegamos a Salamanca. Fue espectacular. Hicimos mucha afición pero es que además jugábamos muy bien y la gente se enganchó con el equipo. Había mucha unión entre todos.
–El Helmántico era una caldera...
–Sí, yo me lo pasé en grande y disfruté mucho. Había mucha comunicación entre los jugadores y las peñas. Siempre estábamos en actos con ellos y conectamos muy bien.
–¿Cómo ve la actual situación de que hay dos equipos en la ciudad?
–He estado viviendo en Logroño y allí pasa algo parecido con el Logroñes y hay dos equipos entonces estoy un poco entreado de lo que sucede. Yo veo mal que estén divididos y es que si se unieran los dos tendrían la fuerza para hacer un proyecto grande y estar donde se merecen que es en categorías profesionales.
–¿Dónde está pasando el confinamiento?
–En Omaha, Nebrasca (EEUU). Mi mujer es profesora y llevamos aquí tres años aunque ya pronto nos volveremos a Salamanca. Aquí han cerrado bares, colegios y demás pero después la vida es muy tranquila y puedes salir a pasear. Estamos en el centro de EEUU y no tiene nada que ver con lo que sucede en las grandes ciudades como Nueva York o Los Ángeles. Aunque aquí hemos vivido una muy buena experiencia tenemos ganas de volver a Salamanca y de disfrutar de cómo se vive allí.
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