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Lo de 'Jana' en el Reina Sofía fue una locura. Y lo de Unionistas (contra todos los elementos), también. El conjunto de Llácer no solo se midió a la SD Amorebieta sino que se enfrentó además a no sé cuántos fenómenos meteorológicos a la vez. Lluvia, de hostigo por un viento gélido venido desde el Oeste donde el río Mayas dejaba imágenes que cortaban la circulación de tan bravo. También se hizo presente un rayo de sol, que se colaba por la única rendija de la capota de nubes posibles. Y hasta el arcoíris apareció.
El día parecía hecho para el conjunto vasco, que tiene ahora a Jabi Luaces de su lado (en el recuerdo aquél encuentro del debut del técnico vasco en el que ahora es su campo de Urritxe). Sin embargo, como ese 1 de noviembre del año 19, Unionistas salió pertrechado para hacer frente a todo lo que se le viniera por delante con las ideas muy claras; demostrado que en este campo quien manda es él.
Parecía imposible que se pudieran tirar líneas y, sin embargo, Unionistas fue capaz de hacerlo con cierto garbo. Tanto, como para asustar (por demás) al equipo de Natxo González, que una vez se veía superado en el centro del campo replegaba velas sin disimulo y no siempre con acierto. Frente a este panorama, Jonny Arriba dio una lección mayúscula de fútbol de calle una vez más, oliendo la sangre cuando apenas brotaba un hilillo. Y comenzó a bajar los balones que Chuca e Iñaki le llevaban bombeados colocando con delicadeza el empeine.
Para empezar, le sacó una falta y una amarilla a Ben Hamed. Para seguir, mandó por encima del travesaño ese mismo golpe franco. Después, con De la Nava y Fran Ortuño trianguló mucho, aunque siempre le faltó esa brizna de suerte acabar de llevar el balón justo al punto de remate. Tuvo que superarse el primer cuarto de hora para que Marino se calara hasta los huesos con una estirada para salvar el primer tanto blanquinegro, tras un derechazo con toda la intención de Gorka Santamaría.
Acto seguido, el Amorebieta filtró un pase aprovechando una película de agua sobre el césped que sorprendió a todos, menos a Iván Martínez. El guardameta, atentísimo, cortó cualquier atisbo de peligro con una salida valiente.
Sobre la media hora de juego, Unionistas se precipitó sobre la puerta del conjunto vasco en busca del gol. Ni un córner forzado por Rastrojo, que la defensa salvó a renglón seguido en el primer palo, ni una falta sobre Iñaki que lanzó Chuca consiguieron encontrar la grieta de la defensa.
Pasaron las ocasiones y también los minutos, y con la camiseta totalmente empapada se llegó al descanso. La situación parecía complicarse todavía más en lo climatológico. Pero Unionistas estaba empeñado en que saliera el sol. Primero, consiguiendo la expulsión de Ben Hamed por una dura falta sobre Iñaki González sobre la corona del área. Y, después, cercando el área con la entrada de Pau Martínez por De la Nava al campo. Al cuarto balón que buscó el área pequeña, los blanquinegro obtuvieron su recompensa: Mikel Serrano apareció como frente al Rayo, en ese gol fantasma en esa misma portería del Fondo Este, para mandar el balón al fondo de la red, ahora sin duda alguna. 1-0.
Tampoco las había en el remate siguiente de Unionistas entre los tres palos; sin embargo, ni el colegiado ni el asistente vieron que el balón cruzó por completo la línea de gol de manera clara, tal y como captó la cámara de LA GACETA.
Así, los últimos minutos estuvieron cargados de unos nervios que no debieron de tener nunca cabida; aunque el partido acabara de la misma manera sin necesidad de que ese segundo tanto subiera al marcador: dos triunfos consecutivos por primera vez esta temporada, que meten de pleno a los de Llácer en la lucha por el playoff de ascenso.
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