Slavy, a corazón abierto: «Lo que se ve ahora es el reflejo del trabajo silencioso cuando no tenía minutos»

Slavy ya intuimos cómo está, ¿pero cuánto de feliz está Borislav?

—Te puedes imaginar, muy contento. No sólo por los goles sino por ayudar al equipo. Estoy siendo muy importante que es lo que todos queremos; ojalá que en los cuatro partidos que nos quedan pueda seguir ayudando.

Lleva once goles, ¿se atreve ya a decir una cifra de tantos al final de temporada?

—Nada, nada. No, no. Lo que sí me atrevo a decir es que estoy muy confiado en hacerlo bien en Teruel. Ir con esa mentalidad es la que nos va a traer el objetivo.

O sea, que se atreve más a vaticinar que su equipo se acaba metiendo en la Copa.

—Pero, por supuesto. Entrar en la Copa del Rey aparte de ser un alegrón para la afición y el club, hay que señalar que para nosotros es muy importante. Dependemos de nosotros mismos y si ganamos los cuatro partidos nos vamos a meter. No hay más.

Ponz le dio todo el valor a sus tres goles en su último partido y señaló que la competencia con Etxaniz y las horas de banquillo era lo que le habían llevado hasta aquí. ¿Lo ve así?

—Lo primero que quiero es darle las gracias por las palabras que me dedicó. Luego, como él dice, siempre he estado trabajando al cien por cien, he tenido momentos sin minutos, pero sabía que si seguía entrenando de esa manera iba a llegar mi oportunidad, Y llegó y no la desaproveché.

¿Y qué le ha dicho usted por la puerta que se le abrió hacia Segunda a través del Eldense?

—Que estábamos tranquilos, sobre todo porque Rubén y Dani iban a optar por lo mejor para el club. Y que estábamos a muerto como se ve.

Entre el 4 de febrero y el 7 de abril no fue una sola vez titular, ¿cuánto se acuerda de esos días; de quedarse el último, ya sin porteros, ¿a machacarse rematando a puerta?

—Obviamente es algo que tengo presente porque es parte del camino. Lo que se está viendo ahora es el reflejo de ese trabajo silencioso cuando no tenía minutos que dices, y de la confianza que tenía en mí mismo, en no perder la fe y en estar tranquilo.

¿En serio nunca llegó a perder los nervios, a verlo todo negro?

—Claro que lo he pasado mal. Pero en esos momentos hay que intentar estar tranquilo, pensar en cosas positivas y que ayuden a aumentar tu confianza.

Y de esos bajos fondos ha pasado a escuchar como el ¡Siu! no es solo su celebración sino la del todo Reina Sofía...

—Es espectacular. Con eso, además, la afición me demuestra el cariño que creo siempre me han tenido.

También le dicen «Slavy, quédate». ¿Qué le respondemos a eso?

—De verdad que no sabría qué decirles. Estamos a principios de mayo, y aunque el final de temporada se ve cerca, es muy pronto para hablar de futuro. No sólo para mí sino para todos. Sí les puedo decir una cosa, que estén muy tranquilos, que vamos a seguir pelando con el objetivo de acabar bien la temporada.

Sus números llaman mucho la atención de puertas para afuera del Reina Sofía, ¿cuál ve más importante?

—Todos los números los tengo que valorar mucho, porque son los míos. Sí que es cierto que el promedio goleador de minutos y gol es muy bueno (de 113 ahora mismo). Y espero seguir en esa dinámica. Pero, vamos, no estaríamos hablando nada de esto sin el trabajo de mis compañeros.