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Iván Ramajo
Salamanca
Domingo, 5 de noviembre 2023, 21:03
Unionistas
1
-
1
CD Lugo
gLas torres de la Catedral se dibujaban como un garabato, difuminadas por los árboles. Desde el Reina Sofía se veían preciosas. No sé si desde aquí hasta allí el monumento de primera mitad que jugaron Unionistas y Lugo se vio igual reflejado. Los 47 minutos y 6 segundos se pasaron en un suspiro. Ni el frío helador sacó a la gente de lo que pasaba en el terreno de juego. Que fue mucho y desde muy pronto. No se habían asentado los equipos cuando Slavy se sacó, sin pensar, un cañonazo que acabó con el cuadro. Los 284 minutos de sequía goleadora se olvidaron según entraba el balón por la escuadra. Con el tanto a favor, el conjunto de Dan Ponz se liberó y jugó mucho y muy bien, con Nespral y Javi Villar a los mandos.
Un «oh» derretido le salió al Fondo Oeste cuando el asturiano le tiró un caño en zona comprometida a Antoñito. Durante un cuarto de hora Unionistas hizo, de verdad, pequeño a un Lugo que para nada lo es, como luego se vio. Rebobinando puede que fueran no ya los mejores minutos del conjunto de Ponz, no sólo del último mes de competición, sino de lo que va de Liga.
Pero enfrente estaba un Lugo recién aterrizado de la Segunda División, donde había permanecido durante las últimas once temporadas; y eso es mucho decir. En la primera que tuvo sacó petróleo. Ramiro había reaccionado sin contemplaciones al amago de finta de Aranda. Cayó la falta y cayó también la amarilla. Y unos segundos después, el empate. Jozabez le sacó brillo a la pizarra de Pedro Munitis (que sigue igual que cuando llevó al Racing a Europa haciendo dupla con el gigantón Zigic), en una acción de tiralíneas culminada con el gol por Willy Ledesma.
El empate abrió un nuevo partido, en el que ahora era el Lugo el que movía el balón con categoría. Siempre con una marcha más que Unionistas en todo lo que hacía. Así Aranda, por ejemplo, le ganó la partida a Carlos Giménez hasta alcanzar la línea de fondo y sacarse un centro con verdadero veneno que Erik Ruiz salvó a un metro de la línea de gol. Tragó mucha saliva ele quipo de Ponz porque el balón le duraba un suspiro en los pies —algo más si el que conducía era Javi Villar, qué primera mitad la suya—, pero aguantó el tipo que al fin y al cabo era lo que contaba. Slavy, con mucha fe en sí mismo —le decían según avanzaba de todo desde la grada, «pasa», «qué haces»—, volvió a conectar a Unionistas: Lucas tuvo que emplearse a fondo para mandar a córner el remate final. A Ekaitz se le enredó en las piernas el lanzamiento de esquina que Nespral le había mandado con toda la mala uva del mundo.
La segunda mitad estuvo un punto por debajo de la primera. Por el cansancio, más que otra cosa. Pero tuvo mucha miga igualmente. Fue de esos partidos, de verdad, en los que nadie se guardó nada. Cada cambio fue aplaudido a rabiar. El equipo se también lo agradeció a Ponz dando ese pasito adelante que le hacía falta en busca del triunfo. Tuvo ocasiones para haberlo logrado. Muy, muy claras además. Mucho más que la del gol, sin ir más lejos. Una primera de Planas tras un falló de Lucas, en la que buscó ajustar tanto el remate a la escuadra que se le marchó. Y una final de Losada de cabeza, a centro de Carlos Giménez, en el área pequeña que se paseó de palo a palo. Una lástima. Si esto fuera boxeo, Unionistas habría ganado.
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