El Salamanca UDS abrió la temporada con un pinchazo gordo frente a la UM Escobedo en el estadio Helmántico. Las palabras dichas por la plantilla durante la larga preparación llevada a cabo en el break navideño –«Tenemos que dar un paso adelante» o «sabemos cuáles han sido los errores de la primera vuelta» y tal– se las llevó el viento en los primeros 90 minutos de la segunda parte de la temporada. Los albinegros cosecharon este domingo frente al humildísimo conjunto cántabro, que sigue en puestos de descenso a Tercera Federación, su quinta derrota en Liga de la campaña; la tercera en este feudo de la carretera de Zamora.
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Lo ocurrido en el terreno de juego no fue otra cosa que la traslación de todo lo ocurrido desde el empate frente al Marino de Luanco el pasado 22 de diciembre hasta hoy. Las decisiones tomadas por el club en todos los planos han enrarecido mucho el ambiente. Tanto, como para que el Helmántico mostrara su imagen más gélida no solo del curso sino también de muchos años –puede que desde los mil abonados de la campaña posterior a la covid–. Ese ambiente helador contagió al equipo, que pese a tener el balón de salida, fue incapaz de hacer nada productivo con él. Muchos toques, ¿y? Las largas series de pases fueron acogidas de primeras con cierto agrado, pero acabaron por aburrir al personal. Ni los acercamientos en las botas de Tomás, último fichaje y debutante este domingo, ni los zapatazos lejanos de Juancho (en el primero de ellos obligó a Rumenov a firmar una gran intervención) ni tampoco las acciones individuales de Ares engancharon a la gente, que se revolvió conta el banquillo.
A todo esto, hay que sumar que el volantazo dado en la línea no le sentó nada bien al equipo. Y con muy poquito, por no decir nada, el Escobedo metía miedo en el cuerpo. Souley se mostró perdido en el eje de la zaga. Y de sus patinazos llegaron las dos ocasiones más claras de todo el primer tiempo para el conjunto cántabro: hubo una primera acción, en la que, tras tropezar con Tomás, tuvo que intervenir Jon Villanueva para evitar el tanto cántabro; pero ya en la segunda, en la que desconcertó a todos sus compañeros de zaga, lo pagó muy caro el equipo. El gol fue todo un regalo a Cagigal.
La pareja de entrenadores enmendó el error del planteamiento tras el paso por vestuarios, retirando al central de Malí por Yago, ubicándose a partir de entonces Murua como central. Ese dibujo más natural y sensato le dio otro aire al equipo, que buscó con más descaro e intención la portería de la UM Escobedo. Cristeto y Alvarito rozaron el travesaño en las dos primeras acciones blanquinegras del encuentro; después fue Tomás con un zapatazo durísimo a la salida de un córner quien trató de poner la igualada. Como no llegó, el banquillo blanquinegro dio una vuelta de tuerca más y cambió el esquema del equipo, pasando de su habitual 4-2-3-1, al 4-4-2, con el estreno de Ángel García como blanquinegro.
Lo primero que hizo el nuevo '9' del Helmántico en el encuentro fue firmar un espléndido remate de tijera, que Rumenov le adivinó con una gran intervención. Insistía el Salamanca UDS que ganó actividad por bandas con los refrescos de Caramelo y Lorenzo, por Juancho y Ares. En una de esas, Caramelo mandó un centro formidable a la cabeza de Curro, que en el giro de cuello no logró darle dirección al remate. Fue una pena porque el portero de la UM Escobedo se había quedado petrificado.
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La recta final del encuentro fue más corazón que cabeza; y, esta vez, a diferencia de lo que sucedió en los choques contra el Real Ávila o el Deportivo Fabril la moneda no salió cara en la ruleta rusa de los minutos finales, en la que el Escobedo se quedó con diez efectivos tras la expulsión por roja directa de Fermín, consumándose una derrota inesperada que saca de los puestos de fase de ascenso a los albinegros tras haber estado en ellos en las siete jornadas anteriores.
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