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Jehu Chiapas sobre el monumento al Empresario. LAYA
Jehu Chiapas: «Que mi hijo cante 'Hala, Unión' me exige más: no queda otra que ascender»
ENTREVISTA AL ENTRENADOR DEL SALAMANCA UDS

Jehu Chiapas: «Que mi hijo cante 'Hala, Unión' me exige más: no queda otra que ascender»

«Creo que lo mínimo de este club es estar en 1ª Federación peleando por llegar al fútbol profesional», asegura el entrenador del Salamanca

Iván Ramajo

Salamanca

Miércoles, 11 de octubre 2023, 12:29

Jehu Chiapas (sin acento en la u, pese a que su madre diga que sí) llega a la hora acordada, con la tranquilidad de tener al equipo en la mano, trae un chupachups (marca de la casa) en la boca y lleva la gorra calada. La cita es en la plaza del Empresario; pasa por el monumento y ni lo mira, ¿superstición como que no hay que tocar la copa antes de una final? «Qué va, es que como en mi ascenso como jugador llegamos tan tarde no sabía que la gente había venido aquí...».

¿Cuánto de lejos ve poder saber cómo se celebran en este lugar los éxitos?

—Lo vi muy cercano el año pasado... Nos quedamos con esa espina clavada muy adentro. Quiero que la gente sea consciente de que los que más queremos esta temporada acabarla aquí y el ascenso somos nosotros. Habrá buenas y malas tardes, pero la ambición es la de venir aquí y festejar.

El arranque, sin ser líderes y pese a pinchar como se pinchó en Bembibre, va en esa línea. O al menos los números dicen que es el mejor inicio que se recuerda en tiempo en el Helmántico: no se encaja, no se ha perdido, se han anotado diez tantos. ¿Cómo valora esto el entrenador?

—La verdad, como lo que es: un buen arranque. Pero también sabiendo que la obligación y la responsabilidad es la de haber hecho mejor todavía las cosas, somos conscientes de la expectativa que hay, estamos tranquilos, contentos, pero no satisfechos porque queríamos estar mejor. ¿En cuanto al juego? Te diré que es la línea a seguir, la idea es cada vez más sólida y estable en los partidos, las sensaciones marcan la diferencia.

Esas sensaciones, por lo tanto, siguen tras empatar en Bembibre.

—Por supuesto, de hecho, lo hemos hablado el lunes que la mayoría de los partidos que no podamos ganar sean en esta línea; es decir, que generemos ocasiones, que la portería se deje a cero, que al rival no le concedamos, que hagamos buen fútbol... Que entre la pelota es un detalle; contra La Virgen, que también empatamos, la sensación fue otra, todo fue más espeso y no salimos satisfechos. Ahora la situación es diferente, hay que leer que la línea es ascendente, es constante y no es como tal un paso atrás.

Con lo cual, este domingo cuando les visite el Real Ávila, no queda otra que confirmar lo que dice. Está claro que es el primer gran partido para ustedes, una gran piedra de toque.

—Sí. Además es en casa y se reúne que el Ávila también va bien. El partido tiene muchos ingredientes. Tenemos la fortuna de ser un equipo, y así siempre se ha visto desde que yo llegué, al que le vienen bien estos partidos importantes. Luego, no sé por qué, se nos complican los otros...

Los otros son La Virgen, El Barco y después del Ávila, la semana siguiente, Villaralbo.

—Para esto nos sirve la plantilla de experiencia, pero aun así lo hemos hablado para dejarlo claro. Las Ligas se ganan por temas de ambición, motivación e intensidad en el juego en estos partidos que mencionas, con rivales que son menos que tú, pero en los que si te dejas dos o tres puntos te los reprochas al final; los malos resultados contra los de abajo vienen porque dejaste de hacer cosas. Esta temporada eso no nos lo podemos permitir porque no queremos volver ni a Villaralbo ni a Bembibre... que sea nuestra última vez en estos campos, queremos ir más arriba.

Hace cuatro meses también tenían esa idea y el Sant Andreu les dejó aquí estancados.

—Ha sido una de las cosas más difíciles que a mí, particularmente, me han sucedido; y para los jugadores sé que también. No es por hacer de menos a nadie, a todos nos gusta jugar en mejores condiciones. Fue un palo muy duro y hay que recordarlo para que el jugador no se pierda en el camino: estamos aquí para ganar y ascender. Y cuanto antes lo consigamos mucho mejor.

Encajando cero goles cada partido, como ahora, cumplir sus plazos.

—Sí, sí. Para ganar Ligas y ser campeones hay que no encajar goles. La gente que va hacia adelante va más segura sabiéndote sólido, con la calidad que tenemos era más importante para nosotros a nivel interno mostrar esa solidez atrás. Pero ese trabajo sin balón creo, se ve que empieza con Fassani, con Javi, con Jorge...

Ya que pone nombre sobre la mesa. ¿Quién te ha sorprendido más este arranque de temporada?

—Sin lugar a duda Cristeto, sobre todo porque cuando era jugador siempre sonaba su nombre y me generó curiosidad, cuando empiezas a estudiar el mercado ves que es un gran jugador, pero cuando lo ves en el día a día te sorprende más por su actitud, por la forma de entrenar… Y luego está Jorge, que tiene mucha madurez para la edad que tiene. Trabaja muy bien y creo que puede ser un jugador con un futuro importante para crecer de la mano.

Le digo otros dos nombres: Fassani y Mansour. ¿Qué me dice?

—Fassani a mí no me preocupa. Es crítico con su esfuerzo y dedicado. El día del Laguna las tuvo, nos sacó un penalti de la nada, y las otras no le entraron. Él es veterano y encontrará su momento, los goleadores son así. Nos va a dar mucha alegría. La realidad con Mansour es que en el inicio de Liga hemos dado continuidad al bloque del año pasado, pero esto es largo, hay lesiones, suspensiones, en invierno se juega diferente en esta Liga... Viti (Poveda) el año pasado a estas alturas no contaba y hoy es fundamental.

¿Cómo ve a los jugadores con los que compartió el ascenso estando aún en el terreno de juego?

—Con una madurez que era la que yo tenía que asumir cuando era jugador en este mismo vestuario; ellos eran entonces jugadores jóvenes y hoy te entienden, te ayudan, en el grupo generan muchas situaciones positivas; esta madurez dentro y fuera es fundamental. Y sobre todo por la presión que se vive aquí. Yo, sinceramente, año a año noto que hay más exigencia y presión; cuando llegué creo sinceramente que no había tanto a la que se tiene ahora.

Y esa exigencia le atrapó, porque llegó aquí un enero del 2018 y ya va para 6 años...

—La realidad es que siempre tuve ganas de jugar fuera de México, por una razón u otra nunca se dieron las circunstancias hasta que llegó el Salamanca a final de mi carrera, cuando me hablaron que estaba en Tercera me dije, vivo la experiencia, estoy 6 meses o un año, como mucho, y regreso a México y a seguir con mi vida. Pero no, me encantó la ciudad, el trato de la gente, el ambiente de fútbol que, dije, pero qué es esto, allí de Primera para abajo nadie ve este fútbol; luego, el proyecto de Manuel; luego, la familia... y estamos aquí, muy felices y contentos. Y ojalá que por mucho tiempo.

Exigencia, tiempo... ¿qué le gustaría conseguir aquí?

—Creo que lo mínimo de este club es estar en Primera Federación. Y un mínimo pensando en estar peleando por llegar al futbol profesional. Es lo mínimo que se merece un club y una afición como esta.

Y, a parte de ambición, qué más es el Jehu entrenador.

—Un entrenador tranquilo que quiere ganar todo. En esta Liga, por ejemplo, quiero ser el mejor equipo en todos los registros y eso nos llevará al objetivo de ascender.

Usted ha decido formarse como técnico en España. Y el técnico que mejor entendió este fútbol ha sido Javier Aguirre. ¿Es su referente?

—La verdad es que el fútbol de México es diferente al de aquí, no dentro del campo, sino como se vive fuera. Con Javier Aguirre los mexicanos tenemos a alguien que es capaz de entender la cultura del fútbol europeo con el carácter del fútbol mexicano, allí el fútbol es lo que pasa los domingos, aquí es todos los días. Es un ejemplo a seguir por cómo se ganó el respeto. Luego, como profesional, a mí Klopp y Tuchel son lo que más me gustan. Están Guardiola, Mourinho, Ancelotti… pero a mí me atrae la escuela alemana de la última década, que mezcla el concepto más vanguardista del fútbol europeo con esa verticalidad que en América gusta tanto.

¿Cree que eso que comenta de Aguirre ha sido la clave de tantas fricciones entre Lovato y Dueñas con la grada o la prensa?

—Más que eso veo responsabilidad en las dos partes en centrarse en un visión. Y, creo, que en este tema han influido mucho los resultados, que casi nunca han acompañado. Y en los resultados Manuel o Rafa no han tenido nada que ver. Luego hay cosas que la gente no sabe cómo deudas o problemas y son cosas que no te dejan trabajar plenamente sobre lo que quieres; estos obstáculos han detenido el progreso y la estabilidad. Por ahí va la situación.

Usted que sabe y tiene que saber, ¿cómo va la situación del proyecto de Lovato?

—El partido de Sant Andreu a Manuel le sirvió para, de verdad, comprender cómo se siente aquí el fútbol, porque si uno no lo ve no lo llega a creer y ahora es consciente de lo que se puede llegar a hacer. Vamos tarde, pero lo podemos hacer.

Hablaba de problemas que la gente no tiene que saber que pasan. ¿Al vestuario llegan las problemas de fuera? El último, el tema de la licencia del Helmántico.

—Claro. Las noticias todas se hablan sean buenas o malas. Son situaciones que al Salamanca siempre le pasan y eso es lo que te decía de que no te dejan avanzar. Rafa, en este sentido, ayuda a dar tranquilidad al grupo, cuando sucede algo lo manifiesta, tanto para dar tranquilidad como para decir que le preocupa.

No hablemos más de fútbol ¿cómo es Chiapas cuando no entrena?

—De entrenador es muy difícil desconectar, cuando no entrenas preparas las sesiones, se te van las horas viendo y haciendo vídeos... El poco tiempo que tengo libre es para estar con mi familia, ir a comer, ir al parque con mis hijos...

Y cuando parece que desconecta... tengo entendido que llegan su pequeño y le canta «Hala, Unión».

—Yo no le he querido inculcar nada de fútbol, pero va al estadio y se sabe las canciones, eso me pone en la piel del padre que va al campo con el niño y de repente ves que se identifica, que vive al equipo, y tú lo que quieres es que el equipo haga las cosas bien, que gane y que el niño sea feliz. Que cante «Hala, Unión» me hace ser más exigente trabajando.

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