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Eric Ruiz (El Ejido, 3 de noviembre de 2022) ha jugado en varias canteras importantes, pero a su edad está viviendo en primera persona lo que es ser portero de un equipo con mucha repercusión. Reconoce su error ante el Bergantiños y confía en que el equipo irá a más.
¿Cómo están siendo estos primeros meses en el club y en la ciudad?
—Bien, adaptándome poco a poco a Salamanca. E integrándome en el equipo trabajando desde el primer día, tanto en los entrenamientos como en los partidos.
Ha jugado en canteras importantes: Sevilla, Betis, Córdoba... ¿Se parece en algo lo que está viviendo en el Salamanca UDS?
—No es lo mismo estar en filiales que en un equipo como el Salamanca UDS, con la repercusión que tiene y su afición. Todo se vive de otra manera.
¿Cómo se está encontrando a nivel personal?
—Al final siempre digo que lo más importante es el aspecto colectivo. Las cosas no están saliendo de momento como deseamos, pero vamos a seguir trabajando y saldremos adelante.
No sé si cuando llegó lo hizo pensando en ser titular o un poco a la expectativa, al compartir demarcación con Jon Villanueva.
—Cuando firmé no le conocía. Si su nivel como portero ni lo que le quiere la gente. Una vez que estuve aquí sí que me encontré a alguien muy querido dentro y fuera del vestuario, porque es una gran persona y un gran compañero.
¿Cómo le ve en la portería?
—Está todo el rato hablando y dando indicaciones y tiene mucha altura, y eso le ayuda para ser poderoso en el juego aéreo.
¿Y a Imanol? Porque le tocó debutar en un momento que no era el ideal.
—Tengo muy buena relación con él porque viene mucho a entrenar con nosotros y es un chaval como yo. Tenemos muy buen feeling. Me dio un poco de pena como tuvo que ser su debut porque es muy buena persona y un cacho de pan. Le felicité por el debut, y más siendo de Salamanca, pero es verdad que no fue un premio gigante por el resultado. Pero a él no se le pudo echar nada en cara porque en los goles no pudo hacer mucho más. Entrenando veo que es un portero ágil y rápido en la portería y que va bien con los pies.
Imanol tuvo que debutar de manera inesperada por su expulsión contra el Bergantiños. ¿Se le vino el mundo encima cuando vio que el árbitro le sacaba la roja?
—Se me pasaron un montón de cosas por la cabeza, porque es verdad que además el primer gol fue fallo mío. Pero son cosas que pasan y todo lo remató la expulsión, que yo sabía que no le había dado con la mano. En ese momento pensé muchas cosas, luego ya en frío te das cuenta de que en el fútbol hay cosas peores y te tranquilizas, porque no se podía hacer mucho más que reclamarla.
Se le vio seguro de que no había sido mano, pero no protestó mucho porque no había mucho que hacer una vez que el árbitro tomó la decisión.
—En la jugada yo me levanto y salgo corriendo hacia la portería porque él tarda en pitar, pero cuando oigo que pita me sorprendió, porque sabía que no la había tocado con la mano. Le dije que no me había dado, pero me contestó que él lo había visto muy claro. Y protestar estaba de más, porque sin VAR como en Primera o Segunda División lo que podía pasar es que se cabreara más y poner cualquier cosa en el acta, así que fue mejor dejarlo así.
¿Cómo vivió después desde la grada todo lo que pasaba en el campo para acabar con la goleada en contra?
—Fue muy duro. Al quedarnos con diez el equipo no supo gestionarlo. Intentamos ir a ganar el partido como hacemos siempre y se juntó que nos quedamos con uno menos y que el Bergantiños estuvo muy bien. Y verlo desde fuera fue aún más duro, asumiendo que yo tenía la culpa del primer gol y la expulsión.
Al menos después llegó la buena noticia de que le quitaban la roja y podría jugar a la semana siguiente.
—Ese lunes, al terminar de entrenar, me acerqué al delegado y le dije que si podíamos reclamarla. Ya sabía que las imágenes no eran del todo buenas, como en categorías superiores, pero que por intentarlo no se perdía nada. Y me dijo que ya estaban en ello.
Otra buena noticia: contra el Llanera dejó la portería a 0.
—Poder jugar es un premio cada fin de semana y que me quitaran la roja fue una felicidad tremenda. Dejar la portería a 0 está bien por mi parte, pero no conseguimos los tres puntos, que era lo importante. Tuve buenas sensaciones en lo personal, pero faltó lo colectivo.
Todos sus compañeros hablan de que ahí equipo para estar más arriba. ¿Por qué no están ahí?
—Estoy de acuerdo con ellos en que hay equipo para más. Los partidos se están decidiendo por pequeños detalles y los que son en contra están marcando la diferencia. El día del Avilés lo tuvimos para ganar y empatamos, contra el Rayo Cantabria nos pusimos por delante, nos marcaron justo antes del descanso y luego tuvimos dos balones parados mal defendidos... Son puntos que se han ido y con los que estaríamos más arriba, pero sabemos que van a terminar llegando.
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