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Cuatro partidos le han bastado a Iban Ribeiro [21 años; Sopela (Vizcaya)] para dar un golpe en la mesa de la pretemporada del Salamanca UDS: su nombre ya trae consigo cierto runrún entre la afición del conjunto del estadio Helmántico.
Por los goles, más que nada. Por su olfato y por la finura y la ‘listeza’ a la hora de hacerlos. Los números dicen que no es para menos: en solo cuatro choques de preparación —y con otros cuatro por delante aún— ha igualado a Valentín Prieto como el máximo artillero del conjunto albinegro en el periodo de preparación en el último lustro en el Salamanca UDS. Nadie hizo más goles que el delantero leonés durante la fase de puesta a punto (3) como jugador albinegro, aunque luego la fortuna le fue esquiva durante la temporada, pero esa es otra historia...
El caso es que Ribeiro se ha destapado. Para bien. Y para muestra, la comparación ‘odiosa’ con la pasada campaña: el punta vasco está a tan solo un gol de haber hecho los mismos tantos que todo el Salamanca UDS el curso pasado en la pretemporada con Sergio Egea. Entonces, en cinco partidos vieron puerta Kristian, Clay Silvas, Nico López y Madrigal. Y dos de esos tantos llegaron de penalti. Otra historia...
Al margen de los números y las sensaciones, Ribeiro (Iban) quiere tener otra historia bien distinta que la que tuvo su padre con Antonio Calderón como técnico. Si el punta está llamando con insistencia a los planes de la temporada, a Ribeiro (padre), a Armando, no se le abrió en ninguno de los 24 choques en los que el gaditano fue técnico del Cádiz en la campaña 2007/08 —entre las jornadas 8 y 32 en Segunda División—: pese a llevar el ‘1’ a la espalda el veterano meta vasco no entró en los planes de Calderón en su primera etapa en el Ramón de Carranza. Ni un solo minuto disputado. Por eso, el buen trabajo de Ribeiro esta pretemporada al margen de aportar al equipo tiene cierto aire de vendetta, en el buen sentido de la palabra, hacia su padre: lo que Calderón le ‘negó’ a su padre está claro que no quiere que se le niegue a él.
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