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Sábado, 21 de agosto 2021, 14:21
El RS Monterrey, que milita en Regional de Aficionados, se disponía a empezar su segundo entrenamiento de la pretemporada... cuando unas voces rompieron la paz del vestuario: “Luis, ven, ¡corre!”. Ventura, que además de defensa es enfermero, salió ‘volando’ camino del terreno de juego donde ... se encontró una de las situaciones más crudas que le ha tocado vivir nunca en un campo de fútbol: Andrés, gran aficionado del club, estaba desplomado junto al césped, convulsionando y sin respiración.
A Luis Ventura la cabeza le empezó a funcionar a diez mil. Y a Javier Mesonero, que es entrenador de porteros y policía, y a Javier Torres, el fisioterapeuta del club. Entre los tres hicieron frente a una complicada situación: “Pensé que estaba muerto”, recuerda Ludivino Pérez. La solución de los tres fue clara: RCP (la técnica que combina respiración boca a boca y compresiones torácicas). Y junto a esto, y hasta que llegó la ambulancia, también utilizaron el desfibrilador del recinto. “¡La mayor alegría es que está en planta!, según me han dicho”, recuerda aliviado y feliz Ventura, después de saber el estado del hombre, al que puede decir que salvó la vida. “Torres, el fisioterapeuta tenía nociones básicas de primeros auxilios y Mesonero, al ser policía local, también supo cómo actuar”, reconoce humildemente dejando constancia de la ayuda que aportaron sus compañeros y de la necesidad de saber de primeros auxilios, “ya que salva vidas”.
Por fortuna, tras unos días en la UCI, se puede decir que todo ha acabado en un susto. Y un recuerdo con sabor a Champions League para, los que ya son, los tres héroes del Reina Sofía.
Andrés, la persona a la que salvaron la vida los héroes del Reina, es un clásico de todo lo que hace el decano del fútbol charro, que esta campaña cumple 75 años de vida: “Es el forofo número uno, sin lugar a duda. Va a todo, los partidos, a los entrenamientos, a la base, y cuando todo acaba siempre nos echa una mano a limpiar”, apunta Ludivino Pérez, expresidente del club y encargado de las relaciones institucionales. “El susto fue terrible, había estado por la mañana en el campo y regresó por la tarde porque había quedado con él para regalarle una camiseta por su labor desinteresada por el club; y lo que pasó fue la cosa más dura que yo he vivido en un campo de fútbol. Hay que dar gracias a que estaban estos chicos allí, si nos llega a pasar en otro momento no sé cómo se habría solucionado”, recuerda emocionado Pérez.
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