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Domingo, 22 de septiembre 2019, 23:48
El Guijuelo regresa de vacío, después del enorme desgaste realizado en El Mazo, y maldice la mala suerte (providencial para los locales) que le condenó ante el Haro. Un centro envenenado de Kevin Calle a los 74 minutos de partido convierte en ventaja definitiva la victoria a los puntos de un equipo, el riojano, que no encontró más vía de acceso al marco de Guillermo, desafortunado en tres jugadas resueltas por los pelos, en un duelo condenado, sobre el papel, al empate por el equilibrio de fuerzas que provocó el conjunto salmantino.
Fue el bloque salmantino el que avisó de salida con un disparo de Juanjo que atajó en dos tiempos Fermín Sobrón, a los diez minutos, sobre un campo rápido que asistía a una enconada pelea por cada metro cuadrado de terreno, por cada balón dividido. Un inicio precioso de encuentro entre dos bloques que sabían de la importancia de los puntos.
Todo eso durante media hora. Después se entró en periodo de recuperación, frenando el Guijuelo el ritmo del partido, y el Haro ofreció su mejor versión, con salida de Calle a la heroica sellada tras la pared con Mikel Bueno por Razvan. Los salmantinos tocaban con más calma en la medular.
La segunda mitad demostró que ambas escuadras guardaban reserva en el depósito y volverían a enfrentarse en un pulso físico para tratar de minar las fuerzas del contrario. Fermín Sobrón convirtió, apenas a los cinco minutos de la reanudación, un saque de puerta en una asistencia sobre el carril siniestro, sin que Valiño acertase a encontrar ángulo en la salida del recorte, que acabó en córner. Y tras su puesta en juego, una pifia que pudo resultar fatal para los salmantinos, porque el error en el despeje de Guillermo dejó el marco sin portero y el balón a pies de Facu Ballardo que envió con el interior al ángulo largo, donde apareció milagrosamente Iván Pérez para despejar de cabeza y resolver el desaguisado.
Lo que parecía facilitarse al Haro y éste no acertaba a concretar se convirtió, al pareer, en giro de la fortuna y en ese giro cambio la dirección del centro que trazó, desde la derecha y a la altura de la frontal del área, porque el envío, que buscaba rematador más allá del marco, se convirtió en un disparo de especialista. Y en un gol decisivo. Kevin Calle había roto el cerocerismo en el momento más inoportuno.
Quedaba un cuarto de hora para el final y el equipo visitante sólo acertó a reventar la bola con un disparo a la media vuelta de Bolaños. De ahí al final, mucho balón aéreo y sin suerte para los verdes.
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