El director deportivo del Salamanca UDS, Ángel Lozano, piensa en abandonar aunque el club no quiere

El nuevo diciembre negro del Salamanca UDS, ahora en Tercera División (0 de 12 puntos puestos en juego), ha tenido sus consecuencias: el fin de la segunda ‘era María Hernández’ en el conjunto de la carretera de Zamora. Pese a que Manuel Lovato y Rafael Dueñas manifestaron su tranquilidad al técnico salmantino tras caer frente a la Arandina (2-1) en El Montecillo —“El empate ante el Astorga y la derrota en Aranda son lógicas”, le apuntaron entonces—, las dos derrotas cosechadas a renglón seguido han acabado de romper la cuerda de la confianza en el entrenador charro.

Así, a primera hora de este domingo (10:00) Rafael Dueñas —director general del club— y Ángel Lozano —director deportivo— citaron en las oficinas del estadio Helmántico a María Hernández para comunicarle que el club había tomado la decisión de cesarle en su puesto; indicando, precisamente, que las dos sonrojantes derrotas frente a la Ponferradina B y el Unami eran los motivos que llevaban a la entidad presidida por Manuel Lovato a tomar esta decisión. María Hernández, que se veía con fuerza para seguir en el cargo, aceptó la decisión. Y, de ahí, que el club se viera facultado, hilando muy, muy fino, para señalar en su posterior comunicado que “ambas partes” habían llegado a un acuerdo.

El cese del técnico salmantino, como ya sucedió en octubre del 2017, vuelve a tener consecuencias: si el cese fulminante y unilateral de hace un lustro se llevó por delante el staff técnico que encabeza el preparador charro; ahora, lo que se plantea es el adiós a la dirección deportiva de Ángel Lozano, a las puertas de que se dé por iniciado el mercado de invierno —estaba previsto para este lunes rubricar con la firma el fichaje de Javi Navas, pues el acuerdo entre las partes es total—.

El exportero de la UDS considera que el proyecto que él encabeza en los despachos ha fracasado y por eso debe decir adiós a su puesto. Algo que no comparte el club y que está tratando por todos los medios de frenar, con llamadas no solo de directivos sino también de jugadores, como el capitán Antonio Amaro.

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