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Dani Ponz, con un balón en sus brazos, en un entrenamiento. LAYA
Dani Ponz, entrenador del Unionistas: “Estoy viviendo un sueño. Y el sueño sería bonito que continuara el año que viene”

Dani Ponz, entrenador del Unionistas: “Estoy viviendo un sueño. Y el sueño sería bonito que continuara el año que viene”

Tras la destitución de Casañ desembarcó en el banquillo blanquinegro el pasado mes de febrero

Miércoles, 5 de abril 2023, 15:19

A Dani Ponz (49 años) el 20 de febrero le cambió el paso: le llamaba la Primera Federación. Era Toni García: “Unionistas” al aparato. O lo que es lo mismo, la oportunidad por la que se había quedado sin entrenar este inicio de temporada a casi 700 kilómetros de casa. La duda entre elegir banquillo o sus clases de Educación Física ni existió. Como tampoco han existido los cien días de gracia, por la contundencia de los números que presenta el equipo tras su llegada: 12 puntos de 18. A seis ya de los puestos de descenso en los que se encontraba el equipo cuando llegó.

Está claro que usted le ha cambiado la vida a este equipo. Pero, ¿cuánto la ha cambiado a usted la llamada del Unionistas aquel día de febrero?

—Yo tenía una carrera de entrenador que se ha extendido por 20 años en Valencia, pero lo cierto es que esta oportunidad me ha cambiado el paso no solo por la categoría que es, en la que no había entrenado, sino, sobre todo, porque es la primera vez en mi vida que no soy un entrenador pluriempleado y me dedico exclusivamente al fútbol. Poder centrarse sólo en eso no veas lo que se agradece. Es verdad que la llamada tiene una contrapartida que es la familia, es un hándicap cuando eres muy familiar como es nuestro caso... Pero estoy encontrando un apoyo en la ciudad, que es muy acogedora, y en la afición. Es una bestialidad lo que vive y lo que hace la gente por el club.

Usted llegó y dijo que estaba convencido de la salvación. Dicho y casi hecho: les faltan 6 puntos. ¿Puede decir por qué lo tenía tan claro?

—De verdad que cuando dije que conocía al equipo, lo conocía. Lo seguía porque sabía que Toni (García, el director deportivo) hacía lo mismo conmigo. Sabía cómo había discurrido toda la temporada, incluido el mercado de fichajes, donde creo que se ha incorporado gente con aspiraciones a otro fútbol, y sumando todos los datos creí que se podía optimizar las prestaciones del equipo. La liga está apretada y es dura, porque la gente de abajo está a muerte, pero es que nosotros lo estamos más, damos el 125%.

El Big Data que hoy domina el fútbol dice que el Unionistas con usted suma 2 puntos de cada 3. A esto se suma que su ambición ha calado. ¿Dónde y cómo cree que acabara su equipo la temporada?

—Soy ambicioso, pero no largoplacista. Me gusta vivir en el término medio, que es la semana de entrenamiento. No me preguntes más allá del Celta B porque no sé, no me lo planteo. Mis ojos están dedicados en ganar a un equipo que me encanta y que es un gran reto. Sí que es cierto que el equipo tiene una progresión, en la que lo que más me ha gustado es que en cada partido hemos estado mejor que en el anterior. Por encima del resultado, se ve a un equipo que está trabajado bien, y eso es por lo que más contento estoy. Esa mejoría ha venido, para nuestra suerte, acompañada de resultados que refuerzan la idea. Yo este tiempo de atrás me lo he tomado como una pretemporada, que es algo que dura un mes y medio, y tenía claro que al final de este plazo teníamos que tener cosas claras. Las cosas claras para mí son cinco pilares: posicionamiento en el campo, organización defensiva, dónde hemos implementado dos sistemas, al igual que ataque, donde tenemos otra organización y, finalmente, el tema del balón parado que lo hemos machacado mucho.

De todo esto Óscar Cano alabó su voracidad por las bandas; y su grada centra las miradas en la mejoría en defensa. Pero, más allá de dibujos y tácticas hay también un cambio de actitud. Usted lo ha definido como “fuego en los ojos”. ¿Qué les ha dicho o qué les ha dado?

—Mira, en la primera rueda de prensa en Alzira en el año 2012, con jugadores que ganaban de media 300 euros, dije que mi objetivo era ganar todos los partidos. Los periodistas, que ahora son amigos, se rieron de mí. Pero es que es en lo que creo, en ganar. Yo aspiro y me planifico muy meticulosamente para ganar todo. Mi objetivo es eso, y de no hacerlo hay que estudiar por qué se ha fallado. Como al entrenador no lo puedes cambiar todos los partidos el foco se pone sobre los jugadores. No soy un alineador. No tengo onces tipo. Y ahí es donde todo el mundo está al 125%, porque si es difícil seguir jugando con el triunfo, imagínate perdiendo. Tengo la suerte de tener un vestuario con una ambición tremenda. Y lo han entendido todo con la victoria. Ven que las cosas que trabajamos están bien, si no fuera así ya les podría yo hablar y hablar...

Es una evidencia que usted ha caído de pie en este club. Y encuestando a la gente, el cien por cien le renovaría ya. ¿Usted qué dice a esto?

—Es de agradecer que me valoren así. Me conquistaron cuando los vi por primera vez, cuando aún no era nada aquí. Luego, lo que viví el día del Alcorcón perdiendo fue increíble, que te canten “sí se puede” habiendo perdido... Hagamos lo que hagamos siempre será poco. Insisto que son el gran secreto, porque muchas cosas de las que el equipo logra en el campo no se darían sin ellos. Me alegra el trato que nos dan, esa presión de estar muy pendientes. Dentro de la gran humildad del club, la exigencia es alta y eso me gusta. Todos creemos que una ciudad como Salamanca se merece más.

Le insisto. ¿se ve como entrenador de este equipo el curso que viene?

—Ahora mismo estoy viviendo un sueño. Y el sueño sería bonito que continuara el año que viene. Eso se dilucidará con el paso del tiempo. Estas cosas, por la experiencia que tengo, se resuelven en reuniones a final de temporada en la que tanto el cuerpo técnico como el club exponen sus puntos de vista y sus pensamientos. Por eso, ahora mismo no es el momento de pensar en este tema.

El presidente con el que se siente a negociar no será el mismo que le contrató. ¿Sabía usted que había elecciones?

—Te digo la verdad, es algo de lo que me acabo de enterar. Sabía que iba a haber porque el presidente (Miguel Ángel Sandoval, que hoy deja de ser máximo mandatario del club) me comentó cuando llegue que se iba. Lo que no sabía es que esto era inminente. Las elecciones me parecen bien. El socio es un baluarte y lo justo es que sea esta misma gente la que decida los designios del club.

Pero usted ha roto alguna barrera ideológica, como es la del presupuesto. En rueda de prensa ha hecho algo que sus predecesores no, anteponer las virtudes del club por encima de su económica y su humilidad.

—Lo acabo de decir: el club tiene un código ético con el que comulgo. Dicho esto, yo no puedo decirle a la gente lo que ya sabe, porque así nos autolimitamos. Mi trabajo es superar esas limitaciones en pro de hacer una planificación smart. Esto es: qué sabemos y qué podemos hacer. Mirando las virtudes vemos que tenemos muchas, pues vamos a provecharlas.

No podemos acabar sin hablar de los árbitros. ¿Por qué cree que vienen fallos como el fuera de juego de Badajoz? ¿Es por falta de nivel, de concentración o hay algo premeditado?

—Evidentemente no hay nada premeditado. Todos fallamos. Pero lo de Badajoz o San Fernando resulta sorprendente y es difícil de comprender.

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