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Jaime García
Salamanca
Martes, 7 de noviembre 2023, 12:16
Sergio Mozos Vicente, capitán del Salesianos Salamanca en primera juvenil, se calzó sus zapatillas como cada domingo para medirse al Ciudad Rodrigo, en un duelo que era correspondiente a la tercera jornada de Liga. Sin embargo, lo que el salmantino desconocía es que tenía ... por delante el partido más complicado de su vida. De un lance normal, el joven central estuvo a punto de perder un riñón. Por delante, tenía días y días ingresado en el Hospital y un final incierto en el fútbol base al estar en su último año.
«Ahora estoy bastante bien, después de 10 días ingresado con dolores y pasándolo mal», comenta Mozos sobre su situación actual.
Regresando a ese 22 de octubre, el central del equipo salmantino cuenta el devenir de la jugada. «Todo ocurrió durante el partido contra el Ciudad Rodrigo. Pusieron un balón en largo que nuestro portero blocó sin problema, pero, en esa jugada, me llevó por delante y me golpeó, sin querer, con su rodilla en el costado de mi cuerpo», el partido presenta un nuevo escenario para el zaguero, aunque admite que un primer momento «pensaba que no era nada, un simple golpe».
Mozos probó a seguir jugando, pero el dolor en la zona lumbar era tal, que tuvo que abandonar el encuentro. «Empecé a notar que me costaba respirar y tenía como un cierto hundimiento en la zona», al cabo de unos minutos, el joven central pide el cambio. «El dolor no dejaba de persistir, en ese instante no me imaginaba para nada que sería un problema de riñón».
Ya en el banquillo, Mozos aguantó hasta el descanso por sus compañeros. «Permanecí en el banquillo para no preocupar a mis compañeros, les decía que todo iba bien porque no quería alarmarlos», afirma. Como el dolor no cesaba, decide contactar con sus progenitores para dirigirse al Hospital. «Contacté con mis padres en el descanso porque el dolor iba a más, en una primera observación no vieron nada raro». Pero, al salmantino se le presenta un contratiempo que le sirvió de antesala a la completa odisea que sufriría. «La cosa cambia cuando empiezo a orinar sangre», lo que alerta de inmediato a sus padres.
«Me desplacé ahora ya al Hospital de Salamanca, me ingresaron y me realizaron un TAC». Los médicos le comentan la noticia: «Estuve cerca de tener un problema más grave, podría haber perdido uno de los riñones». Las horas se trasformaron en días. Hasta un total de diez. Además, estando ingresado preguntaba cuanto tiempo debería permanecer en el Hospital ya que, a Mozos, había algo que le hacía obviar cualquier tipo de dolencia. «Me comentaron que igual no podría volver a jugar esta temporada, pero seguí confiando hasta el final», admite.
Los médicos le comunican que podrá volver a realizar deporte, sin excesiva fuerza, a partir de enero. «Me afecto mucho al principio, era una de las peores noticias que he recibido en mi vida. No me podía mover de la cama», aunque subraya que «lo tenía claro, quería volver y disfrutar mi último año en fútbol base». Durante su estancia en el Hospital recibió la visita de padres y amigos. «Todo ha sido más ameno gracias a las visitas de mis familiares y amigos, que por unos momentos me sacaban una sonrisa y me hacían olvidar lo que pasaba». Ya en casa mantiene tener algo claro, «quiero disfrutar de mi último año de fútbol con mis amigos, en cuanto pueda quiero volver y despedirme».
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