Salamanca
Lunes, 23 de diciembre 2024, 20:21
Parecía que el fútbol base salmantino despediría el año 2024 con tranquilidad, sin embargo, la Primera División Juvenil se encargó de añadir algo más de picante en la última jornada antes del parón de Navidad. El anexo al Reina Sofía enfrentaba al Monterrey con el Peñaranda de Bracamonte, penúltimo y último clasificado, un partido que concluyó con el equipo local con menos de siete jugadores en el campo y obligó al árbitro a suspender el partido.
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Tras un primer tiempo con cinco goles (2-3) y dos cartulinas amarillas para el cuadro visitante, los protagonistas ponían rumbo al túnel de vestuarios con todo por decidir y sin saber lo agitada que estaría la segunda parte de la contienda. Ya en la segunda mitad, el delegado del Monterrey comenzaba con una primera protesta en referencia a una acción que se saldaba con roja directa sobre el miembro del equipo local. Y solo seis minutos después, el Monterrey veía una nueva cartulina roja, pero en esta ocasión, a uno de sus jugadores después de una fea entrada.
Esa expulsión fue el inicio de un carrusel de cartulinas para el Monterrey, que vio como en tan solo 22 minutos tres de sus jugadores abandonaban el terreno de juego expulsados. Y, antes de llegar al minuto 70, un nuevo jugador del Monterrey se veía obligado a irse a la caseta tras ver la segunda amarilla. Ello se traducía en que el equipo local se quedaba con siete jugadores sobre el campo, mínimo de jugadores para poder competir. Con marcador de 2-6 a favor del Peñaranda de Bracamonte, el partido quedaba suspendido después de que uno de los jugadores del Monterrey no pudiese continuar.
Solo unas horas después de los acontecimientos, el Monterrey ha alzado la voz señalando al responsable: el colegiado. «Como club vamos, por supuesto, a hacer una reclamación, una impugnación al partido, porque consideramos que el contenido del acta es excesiva y demasiado interpretativa, es decir, no puede ser que todo el mundo proteste las decisiones arbitrales y solo sea perjudicado un equipo», inicia Emilio González, vocal de la directiva del Monterrey. Y es que, para González la actitud del árbitro, antes y durante el partido no fue la ideal. «Se permitió el lujo de ciertos comentarios con algunos de nuestros jugadores que no están bien. Al final nos fuimos con una sensación, de nuevo, de ser perjudicados. La gente que estuvo en el campo vio como los dos equipos protestaban y las cartulinas solo fueron para un lado». «Sinceramente creemos que hay demasiadas acciones dónde casualmente el perjudicado es el Monterrey», zanja Emilio González.
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