

Secciones
Destacamos
Con la incertidumbre pendiendo sobre la cabeza de la temporada del coronavirus en el fútbol base, el impacto de la pandemia sobre la cantera de Salamanca ya tiene sus primeros efectos tangibles: unas 900 licencias se perderán si sale adelante la temporada.
El miedo al virus y la zozobra de si habrá o no competición llevan a dejar —la duda es saber si de manera temporal o total— el fútbol federado a uno de cada cinco jugadores. O lo que es lo mismo, tan solo un 80% de las licencias activas la pasada temporada —cuando hubo casi 4.500 fichas entre juveniles y prebenjamines de categoría provincial, según la memoria anual de la FCyLF— se van a renovar.
La caída de jugadores viene prologada por la caída del número de equipos dispuestos a competir —equipos que ya han formalizado su inscripción para la presente campaña—. Clubes históricos de la cantera como el San Agustín, el Capuchinos o el Vitigudino han decidido no salir esta campaña; y otros ven disminuido el número de equipos en liza.
Y así, hasta un total de 65 equipos inscritos menos que la pasada temporada. O más sangrante aún: 72 menos con respecto a la media de conjuntos inscritos por categoría en el último lustro; que coincide con la ‘edad de oro’ del fútbol de cantera en Salamanca, en el que hubo récord histórico de inscripciones (dos temporadas tuvieron más de 300 equipos compitiendo).
De los datos de la inscripción de la presente temporada se pueden sacar más conclusiones, que el gran golpe se produce en el Fútbol 7. Ya que tres de cada cuatro equipos desaparecidos se acotan entre esas tres etapas del fútbol de cantera. Es decir, cuanto más pequeños son los jugadores y más poder de decisión tienen sus progenitores o tutores legales a la hora de tomar una decisión definitiva, más renuncias hay a seguir federado. De hecho, en la categoría prebenjamín (que cuenta con 14 equipos menos que la pasada campaña, que es una Liga al completo) es en la que más conjuntos y licencias se pierden.
En medio del derrotismo de la caída de la inscripción, llama la atención la ‘buena salud’ de los equipos infantiles y cadetes (donde apenas hay pérdidas) cuando son los dos grupos de edad que más sufren el abandono por decisión motu proprio de los jugadores.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Sigues a Iván Ramajo. Gestiona tus autores en Mis intereses.
Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.
Reporta un error en esta noticia
Necesitas ser suscriptor para poder votar.