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La decisión que tome el Juez de Competición de la Delegación de fútbol de Salamanca marcará la hoja de ruta de los próximos días. Con las puertas abiertas de par en par a una huelga de colegiados que provocaría que la próxima jornada no se celebrara en fecha y forma; y que obligará a parar a todos los árbitros locales no sólo de cantera sino de Primera, Segunda y Tercera Federación.
Mientras llega y no la 'sentencia', hay un precedente que puede indicar por dónde irán los tiros. En la temporada 2017/18, el fútbol base salmantino presenciaba un hecho lamentable (muy similar) en la categoría juvenil que se saldaba con una sanción ejemplar por parte del Comité de Competición.
En este caso, un guardameta del extinto El Zurguén (su cantera fue absorbida por el CD Ribert) se lanzó a por el colegiado al término del partido propiciándole un cabezazo en el pómulo. La respuesta del Comité fue inmediata y no le temblaba el pulso a la hora de sancionar la conducta inapropiada. El guardameta recibía una sanción diseccionada en dos partes: un partido por la roja al finalizar el encuentro y doce por la agresión, lo que hacía que el infractor no se volviese a vestir de corto en esa temporada.
También en ese momento la respuesta de la base fue unánime: «No podemos tolerar que esto pase», apuntaban a partes iguales los equipos y los colegiados.
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