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En el fútbol de antes era más que común disfrutar de jugadores que lucían excelsos bigotes. Bernd Schuster, Jesús María Satrústegui, Luis de la Fuente, o, el mismísimo Vicente del Bosque eran algunos de los protagonistas de la época que se sumaban a la moda de portar un bigote. Con el paso de los años, ello fue desapareciendo de los rostros de los futbolistas, sin embargo, pese a su corta edad, en Unionistas reside uno de los bigotes más famosos del fútbol base salmantino. Lo porta Diego Martín Jaspe, un joven de 8 años que compite en la Segunda División Benjamín con Unionistas. «Todo empezó durante un torneo que tuvimos en Ávila hace unos meses», comienza Diego Martín, en ese momento sin bigote, unos minutos antes de regresar al terreno de juego para afrontar una nueva jornada de Liga.
«Teníamos un torneo en Ávila, y unos antes de empezar el partido teníamos un rotulador a mano. Le preguntamos a Dieguito: ¿Quieres que te pintemos un bigote? Y él es un crack, dijo al momento que sí, pero, no sabíamos que la broma acabaría siendo una obligación en el resto de partidos», cuenta Pablo Sánchez 'Tabu' esbozando una sonrisa, entrenador del joven blanquinegro. Y es que, lo que ninguno sabía es que ese 'bigote' despertaría a una máquina de hacer de goles. «Me lo pintaron y marqué tres goles. En el siguiente hice lo mismo y volví a marcar, y probé una tercera vez y volví a marcar. Entonces ya no me lo quito», explica Diego Martín. El resultado de este experimento deja, hasta el momento, nada menos que 19 goles en 21 partidos jugados.
Además, nueve de ellos han llegado en sus últimos cuatros partidos, dónde claramente el bigote ha acompañado a Diego Martín. «Empezó a meter y meter goles y ahora ya no quiere quitarse el bigote. Dieguito y su bigote son nuestro talismán», a lo que añade su entrenador: «Y muchas veces ya no se lo pintamos nosotros. Él coge el rotulador antes de saltar al campo, se pone frente al espejo en el vestuario y se lo pinta él mientras se parte de risa».
Por si fuera poco, esto de marcar goles le viene de genética ya que su hermano mayor ya fue pichichi de Liga en la base. «Su hermano mayor es su referente, pero la verdad es que Diego ha nacido con el balón en los pies, porque allá dónde vamos, Diego no va sin su balón», asegura Rocío Jaspe, madre del jugador. «Cuando lo vimos con el bigote, su padre y yo nos partimos de risa. Dice que le da fuerza y suerte...y parece tener razón».
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