Bellingham ruge en San Mamés

El estreno era exigente. Plantarse en San Mamés en la primera jornada de Liga y con el ambientazo que se vivía en las gradas obligaba a mostrar una gran versión si se quería sumar. Y más con el ritmo que intentaba imponer el Athletic desde el arranque. El Madrid, sin miedo, aceptaba el reto.

Pese a la intensidad que protagonizaba el primer tramo del partido, ninguno de los dos equipos era capaz de generar ocasiones de gol. Valverde firmaba el primer acercamiento con un disparo lejano a 13 minutos, mientras que Vinicius lo intentaba con ataques verticales que no tenían éxito. Primero se topaba con Vivian, al que no superaba en carrera, y después con el juez de línea, que alzaba el banderín cuando se encaminaba contra la potería de Simón en una decisión un tanto polémica, pues las imágenes de televisión no dejaban del todo claro que estuviese adelantado.

El paso de los minutos iba convirtiendo al Real Madrid en protagonista del choque. Rodrygo se desenganchaba para bajar a recibir entre líneas y construir en zona de tres cuartos de campo, mientras que la presión, cada vez más alta, de los de Ancelotti, les hacía recuperar rápido el balón. Así comenzaban a sucederse ocasiones. Y llegó el primer gol. Una combinación entre Carvajal y Rodrygo permitió al brasileño colocarse en posición de remate para fusilar a Unai Simón y adelantar a los blancos.

El poderío del centro del campo del Real Madrid obligaba a recular al Athletic. Tchouaméni dirigía el juego, Camavinga y Valverde ponían la intensidad y Bellingham aparecía en todas las jugadas de ataque y defensa. Los blancos se sentían mejores y Vinicius se venía arriba con una gran acción personal que disparaba a las manos de Unai Simón. Las sensaciones no iban a tardar en convertirse en el segundo gol. Bellingham presentaba su candidatura a nuevo ídolo del madridismo. Quizá no fue el mejor remate de su carrera, pero su disparo mordido tras un córner acababa convirtiéndose en gol en su primer partido oficial. La celebración, mirando a la grada, desataba el enfado de San Mamés.

En la otra portería, muchísimas de las miradas estaban sobre Lunin. El portero ucraniano asumía la responsabilidad de defender la portería tras la lesión de Courtois y en medio de las informaciones que apuntan a la llegada inminente de Kepa. Sin embargo, se puede decir que fue casi un espectador del partido. Su primera intervención no fue hasta el minuto 37 tras un flojo disparo de Unai Gómez que le iba a las manos. El meta se mostró seguro en todas sus acciones y ajeno al debate exterior.

La segunda parte arrancó con la preocupante lesión de Militao. El defensa brasileño se torció la rodilla en un lance del juego y su actuación hizo temer lo peor: cayó al suelo con las manos en la cara y solicitando rápidamente las asistencias. El jugador tuvo que salir del césped con ayuda y con la sensación de tener una lesión grave.

El Athletic, impulsado por los cambios de Ernesto Valverde, intentaba meterse en el partido. Sin embargo, las mejores ocasiones seguían siendo para el Real Madrid, que con las transiciones rápidas de Vinicius, Rodrygo y Bellingham conseguía plantarse en el área bilbaína. Sin embargo, el tercero no terminaba de llegar. La entrada de Kroos y Modric, que empiezan a vivir su nueva realidad dentro de la plantilla, hizo a los blancos contener más el balón para llevar el partido a su terreno y que el paso de los minutos corriese en su favor.

Primer partido, primera victoria y primeros tres puntos en un partido en el que por suerte para el Real Madrid nadie se acordó de Courtois, ni tampoco de Mbappé, que se encontraba en la grada del Parque de los Príncipes mientras su (todavía) PSG no era capaz de pasar del empate a cero contra el Lorient.