El Perfumerías Avenida estaba volviendo a vivir, como un año antes, una situación complicada, y Jorge Recio decidió dar un cambio de rumbo el pasado 18 de enero. Optó por darle las riendas del equipo a Nacho Martínez, habitual segundo entrenador desde que llegó a la máxima categoría, pero que en solo unas semanas ha conseguido que el equipo juega como él quiere. Dos meses después, ve a Avenida preparado para luchar por los títulos, porque «es la seña de identidad del club».
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Dos meses lleva ya en Salamanca. ¿Cómo está siendo la experiencia a nivel profesional y personal?
—Estoy muy contento. Primero, porque he tenido un recibimiento muy bueno de toda el mundo en el club y de la gente que me ve por la calle, me saluda y me pregunta por baloncesto. Eso es entrañable. Y a nivel deportivo también, por lo que estamos haciendo y porque el mensaje que transmití al grupo se ha recibido con agrado, los resultados están siendo positivos, y esperamos que sigan así.
Ya dijo en su presentación que no se esperaba la llamada de Jorge Recio para hacerse cargo de Avenida. ¿Por qué?
—No me la esperaba, fue una sorpresa. Acompañada de ilusión porque estuvimos aproximadamente una hora hablando y entre los dos íbamos alimentando la ilusión porque entrenara a Avenida.
Lleva toda la vida en el baloncesto. Y tras muchos años de ayudante y director deportivo, no está nada mal ser el primer espada en Avenida.
—Es un reto muy importante para cualquier entrenador y más con una trayectoria como la mía, después de 35 años entrenando. He pasado por todas las categorías y en esta última etapa, en la sénior, he podido estar en los mejores clubes y ahora en Avenida, un club con tanta historia y con tanto por decir. Si hablamos de un club referencia en el baloncesto femenino el primero que te viene a la memoria es Perfumerías Avenida.
¿Cómo está siendo la adaptación a Salamanca?
—Muy buena. No había venido con tanta continuidad como ahora, pero ya la conocía y es una ciudad increíble, con muchos atractivos, aunque también con un poco de frío. .
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¿El baloncesto le deja algo de tiempo libre?
—Me queda poco tiempo pero los fines de semana viene la familia y sí que lo aprovechamos. Ya hemos visto prácticamente todo pero siempre hay cosas que descubrir.
¿Cómo se encontró al equipo a su llegada?
—Un grupo con ganas de poder trabajar y de transmitir lo que tenían. Habían entrado en una especie de colapso, por así decirlo, y he de reconocer que por ejemplo las lesiones de jugadoras importantes ayudaron poco a que el equipo tuviera confianza.
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Por su labor de ayudante del seleccionador conoce perfectamente la Liga Femenina y a todas las jugadoras. ¿Alguna le ha llamado la atención?
—Quizá a la que menos conocía era Arica Carter, aunque la había visto en mi época en el Estudiantes. Me ha sorprendido cómo es personalmente: una jugadora de equipo y con la mente lista para ser cada día un poquito mejor. Eso es muy bueno para el equipo porque es una compañera muy buena, y especialmente siendo americana eso se agradece.
Desde fuera se ve que no cambia su personalidad de ser máximo responsable a ser ayudante.
—Así he sido siempre, una persona reflexiva y analista. Puede parecer que me falta algo de energía, pero lo llevo por dentro. Cuando entreno o juego soy muy analítico y quizá eso me ha llegado a estar en equipos muy importantes y que la gente haya querido trabajar conmigo. Eso en un grupo de trabajo es muy importante.
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Estaba claro que cuando llegó el equipo necesitaba tranquilidad. ¿Es algo que le remarcó el presidente?
—Me transmitió conocimiento, que es algo muy importante a la hora de que alguien me pueda valorar con rigor. Creo que la formación y el conocimiento son claves para ver de qué se está hablando. Y Jorge me transmitió ese conocimiento. Soy una persona exigente, pero a la vez reflexiva y analítica, cada uno somos de una manera. Siempre digo que hay que coger lo mejor de los entrenadores. Todos son buenos pero también diferentes.
¿Ve ya su sello en el juego del equipo?
—Sí. Creo que desde el principio transmitió la información y las jugadoras enseguida reconocieron lo que les quería inculcar. Empecé a ver esa forma que tengo de ver el baloncesto y entenderlo. Es verdad que no hemos tenido mucho tiempo jugando cada pocos días. Nos ha faltado ir al detalle y es en lo que estamos ahora, intentando mejorar para crecer. Me gusta tener muchas posesiones, con un ritmo alto en defensa y en ataque y no me importa el fallar, sino insistir en ser valientes. Esas son las premisas.
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Llega el momento decisivo de la temporada. ¿Ve al equipo como quería?
—Estamos en el camino. Veo a la gente mentalmente bien y con ganas de crecer, llegamos en las mejores condiciones posibles. Tenemos el reto importante de conseguir el primer puesto de la liga regular. Ha sido una decepción no poder forzar el tercer partido contra el Fenerbahce, pero rápidamente vimos que teníamos objetivos claros por delante y vamos a ir a por ello. Pienso que vamos a pelear por los títulos como ha hecho siempre Avenida, es su sello de identidad.
Y ahora con Silvia.
—Es una gran alegría tenerla, primero porque ella tenía muchas ganas de ayudar desde dentro, aunque siempre lo hace porque suma en todo. Está en el proceso de ir mejorando su nivel competitivo.
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