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Domingo, 3 de diciembre 2023, 13:34
Corría el año 1963 cuando finalizaban las obras de construcción de la presa de Aldeadávila también conocida como salto de Aldeadávila. Se trata de una de las obras de ingeniería más importantes de España para la obtención de energía eléctrica construida en el curso medio del río Duero en la provincia de Salamanca haciendo frontera con la vecina Portugal.
Con su construcción y puesta en escena comienza la pesadilla para la anguila, pez alargado y cilíndrico hasta su parte posterior que es aplastada, semejante a una serpiente, resbaladizo con pequeñas escamas, de colores y tonalidades variadas, grisáceas, amarronadas y verdosas, blanquecinas y amarillentas por su vientre. La alimentación de los individuos inmaduros que desarrollan toda su vida en agua dulce es omnívora y carroñera, convirtiéndose en limpia fondos de los ríos, al llegar a su etapa madura adoptan tonos plateados, dejan de alimentarse en el río y descienden por las cuencas hasta alcanzar agua salada.
Una vez en el mar, emprenden viaje hasta alcanzar el mar de los Sargazos y a elevadas profundidades realizar la desconocida fecundación de sus huevas. Tras eclosionar y ayudados por las corrientes marinas llegarán hasta las costas europeas para introducirse por las cuencas hidrográficas y ascender hasta el curso medio de los ríos donde permanecerán varios años hasta alcanzar la madurez y emprender de nuevo el viaje hacia las profundidades del mar de los Sargazos para reproducirse de nuevo. Este magnífico pez lo pescaban nuestros abuelos en la ribera del Tormes, en el puente romano, cuando su ciclo de vida aún no estaba roto.
Recuerdo con nostalgia, siendo yo un mocoso, cuando desde el barrio bajábamos hasta la chopera que se encontraba enfrente de la cueva de la Múcheres, cueva que aún se conserva integrada en el Centro de Investigación del Cáncer del nuevo Hospital Universitario de Salamanca, para con unos sedales dejarlos toda la noche a modo de durmientes y por la mañana volver a recoger el premio, así las capturábamos utilizando como carnada varias lombrices de tierra insertadas en un anzuelo. En aquellos tiempos comenzó su declive al construirse Aldeadávila en el Duero y posteriormente Almendra en el río Tormes, pasos infranqueables para esta especie en peligro extremo de desaparecer en la tierra. Evitemos su extinción.
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