El pueblo de Castilla y León en el que te sentirás como un auténtico caballero medieval

Situado en la comarca Tierra de Campos, encontramos un espectacular pueblo medieval en el que parece haberse detenido el tiempo. Pasear por sus calles supone perderse por un escenario de película, con un casco urbano perfectamente mantenido.

Nos referimos a Ampudia, a unos 20 kilómetros de Palencia. Un precioso municipio por el que sus 580 habitantes y los visitantes que recibe cada año, pueden perderse por unas calles determinantes en la historia de nuestro país, y es que su espectacular castillo, ha acogido entre sus muros a Carlos V o Felipe III.

La fortaleza, construida en el siglo XV, ostenta el honor de ser la mejor conservada de la provincia. Cuenta con dos imponentes torreones y un foso con puente levadizo. En la puerta principal se observa el escudo del Duque de Lerma, Francisco Gómez de Sandoval-Rojas, alido del rey Felipe III, quien le concedió los títulos de caballerizo mayor de su Corte, marqués, conde y duque. El noble estableció su residencia en el castillo de Ampudia que, debido a la amistad que mantenían el duque y el monarca, y las frecuentes visitas de este, el municipio se convirtió varias veces en sede ocasional de la Corte española.

Tras años de esplendor, la fortaleza se sumergió en una etapa de completo abandono, hasta que, en 1960 fue adquirido por Eugenio Fontaneda, fundador de la fábrica Galletas Fontaneda, que restauró el castillo y lo reconvirtió en el museo que custodia la Colección que lleva su nombre, con importantes restos arqueológicos o una completa colección de arte antiguo.

Si continuamos recorriendo sus calles, nos encontramos con otra parada obligada, el Museo de Arte Sacro, un antiguo convento fundado por el Duque de Lerma que, tras su reconversión, alberga auténticas obras de arte que lo convierten en uno de los museos más importantes de Palencia.

Por último, no podemos olvidar visitar la Colegiata de San Miguel, una construcción en estilo gótico-renacentista fechada a finales del siglo XV y principios del XVI. Su torre, conocida como «Novia de Campos» se alza a 62 metros del suelo, lo que la hace uno de los distintivos más reconocibles del municipio. La colegiata conserva las capillas de Santa Ana y San Ildefonso, retablos de gran interés cultural, o un conjunto de bienes muebles.

Su construcción corrió a cargo de los Ayala y los Herrera, señores del castillo, cuyos sepulcros se encuentran actualmente en su interior, por lo que cabe pensar que la capilla, con forma ochavada, pudo estar destinada al enterramiento.

• Temas
• Castilla y León
• Museos
• arqueología