Es el pueblo más bonito para visitar en febrero y está en Castilla y León

Ubicado en la provincia de Burgos, la ciudad de Frías es uno de esos secretos bien guardados que solo los viajeros más curiosos conocen. Este pequeño pueblo medieval, coronado por un impresionante castillo, se transforma en un paraíso invernal cuando las primeras nieves cubren sus callejones y montañas. A tan solo 100 kilómetros de la capital burgalesa, Frías se encuentra en la comarca de Las Merindades, en un valle rodeado de montañas que parece detenido en el tiempo.

Uno de los principales atractivos de Frías es su puente medieval sobre el río Ebro. Construido en el siglo XII, este puente de piedra con seis arcos es uno de los más antiguos de la región. Su conservación perfecta es un testimonio de la destreza de los antiguos constructores. Durante el invierno, el puente, rodeado de montañas cubiertas de nieve, ofrece un paisaje sobrecogedor y es el lugar ideal para hacer una parada y disfrutar del entorno.

Otra parada imprescindible en Frías es la iglesia de San Vicente Mártir. Aunque su pórtico románico se encuentra actualmente en el Museo de Claustros de Nueva York, el templo sigue siendo una de las joyas del pueblo. En su interior, la iglesia alberga varias capillas de estilo gótico y renacentista, y tres retablos, siendo uno de ellos obra del pintor Juan de Borgoña, del siglo XVI. Esta iglesia es el reflejo de la rica herencia histórica y cultural de Frías.

Frías no solo es historia, sino que también se encuentra rodeado de un paisaje natural impresionante, ideal para los amantes del senderismo y la naturaleza. Durante el invierno, las rutas de senderismo por los Montes Obarenes o el Parque Natural de los Montes de Santiago se convierten en el plan perfecto. Los bosques cubiertos de nieve ofrecen un espectáculo visual único, y la calma invernal permite disfrutar de estos parajes sin las aglomeraciones de otras estaciones.

A tan solo unos kilómetros de Frías, se encuentra el Salto del Nervión, la cascada más alta de España. En invierno, cuando las temperaturas bajan, el espectáculo de agua congelada y la vista desde los miradores cercanos crean una estampa espectacular. Además, el Parque Natural de las Hoces del Ebro ofrece impresionantes vistas de los cañones cubiertos por la nieve, perfectos para quienes buscan aventuras en la naturaleza.

Lo que hace único a Frías es su bien conservado casco antiguo, declarado Conjunto Histórico-Artístico. A medida que se pasea por sus calles empedradas, se tiene la sensación de retroceder en el tiempo, con casas de piedra que se asoman sobre acantilados y callejones que invitan a ser explorados. Su principal atractivo es el imponente Castillo de Velasco, que data del siglo XII. Este castillo, erigido sobre el cerro de La Muela, domina el paisaje y ofrece vistas espectaculares de la villa y sus alrededores.

Para llegar a Frías, los visitantes deben tomar la N-232 o la BU-550 desde Burgos. A lo largo del recorrido, se pueden disfrutar de vistas panorámicas de los Montes Obarenes, con sus bosques y colinas cubiertas de nieve durante los meses más fríos. El viaje en coche se convierte en una experiencia de descubrimiento, en la que cada curva de la carretera revela paisajes idóneos para quienes buscan tranquilidad y contacto con la naturaleza.

Tras un día de exploración, no hay mejor forma de terminar la jornada que degustando los platos tradicionales de la región. En Frías, la gastronomía es reconfortante, ideal para los días fríos. Los guisos de carne, las sopas y la morcilla de arroz son algunos de los manjares más populares. Estas delicias locales, acompañadas de un buen vino de la tierra, son el cierre perfecto para una jornada invernal en el pueblo.

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