Flor Linares, veterinaria de la cooperativa Cobadu, ha vivido como otros compañeros de profesión el desborde por la EHE. Reconoce que ahora la situación es algo diferente porque la mayoría de ganaderos ya conocen la enfermedad. «No es como cuando entra por primera vez», dice.
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¿Nota que remite algo la EHE o los casos siguen en aumento?
—Estamos viviendo una segunda ola o imagino que tercera según las zonas. Ganaderías que supuestamente la habían pasado hace un mes vuelven a tener casos clínicos nuevos o nuevas reinfecciones porque no lo sabemos realmente.
¿Es diferente lo que está viendo en Zamora que en Salamanca? ¿Es la misma gravedad de casos?
—Entiendo que no. Incluso Salamanca estará mucho peor que Zamora porque la cabaña ganadera es muchísimo más grande y los casos son igual de graves y la incidencia igual, la morbilidad…
¿Cuál es el caso más grave que se ha encontrado?
—Es difícil de contestar porque depende de la explotación y la ganadería. Para un señor que tenga 50 vacas y se le mueran 3, que es un 6% pues es un caso muy grave y que tenga afectadas el 80%, que a lo mejor solo le falte por pinchar 3 ó 4 vacas porque están todas con síntomas, para mí eso es un caso muy grave.
Una explotación de 400 vacas en dehesa de Salamanca pues si aplica un porcentaje parecido, será igual de grave. Cada uno lo vive en función de lo que él tiene. Es cierto que hay explotaciones que no han tenido ninguna baja hasta el momento y no han tenido que tratar un excesivo número de animales pero la mayoría es al contrario: han tenido que tratar un gran número y han tenido varias bajas.
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Cuando escucha que la EHE ataca más en unas zonas que en otras porque el ganado pudiera estar más débil, ¿qué opina?
—Influirá, como en todas las enfermedades, la condición corporal que tengan los animales, el estado inmunitario, las vacunaciones previas. Ha coincidido ganaderías que han tenido una vacunación previa de lengua azul hacía muy poquito tiempo y esto ha sido un poco la puntilla. Eran animales que estaban inmunodeprimidos.
Por lo que está viendo, ¿qué secuelas cree que podrán quedar en el ganado?
—Las secuelas las desconocemos del todo porque están apareciendo muchos abortos que puede ser que sigan apareciendo de aquí a unos meses.
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No se sabe cómo va a ser realmente la paridera de este invierno porque va a haber vacas que no van a llegar a parir. Las que están ahora con adelantos de partos y no llegan a término están pariendo sin ubre, no tienen leche. Los terneros nacen afectados... Hay transmisión transplacentaria porque está habiendo abortos y están naciendo terneros afectados que ya nacen con el morro rojo o con sangre por la nariz, con síntomas, que les cuesta mamar, les cuesta levantarse. Algunos ya con diarrea sanguinolienta desde el primer día. Estamos viendo todo ese tipo de casos.
Hay explotaciones de leche también afectadas. Empezaron por las vacas secas y novillas reposición, se adelantaron partos, nacieron terneros afectados, han tenido fiebres altas. Pero ahora ya van apareciendo casos en vacas en producción. Se están quedando sin leche, con fiebres muy altas y síntomas parecidos. Está por verse que esas vacas que están dando 60 litros y se quedan con 3 vuelven a recuperar la lactación.
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¿Qué ha echado de menos?
—Lo que echamos de menos me imagino, porque el ganadero es lo que percibe, es que la administración se ha puesto de perfil, que no se le ha dado la importancia que tiene. Se creía que iba a ser una enfermedad banal que solo iba a afectar a cabaña de cérvidos, que iba a pasar como un catarro liviano en la cabaña bovina y estamos viendo que no es así. Esto es el serotipo 8 y está afectando más a las vacas que a los ciervos, eso es lo que estamos percibiendo a nivel de campo. Es lo que echamos en falta: que no se le ha dado la importancia que tiene.
El Ministerio tiene unos datos que no se corresponden con la realidad. Habla de un 0,3% de mortalidad, entre un 0,3 y 0,5, y habla de un 5% de morbilidad cuando vemos que eso no es la realidad que tenemos. La morbilidad puede ser hasta del 80%, según las explotaciones. Entre un 40, un 50, hasta un 80. Y la mortalidad, pues dependiendo, entre un 4 y un 10. Hay gente con explotaciones pequeñitas que ya van en un 6. No me quiero imaginar explotaciones grandes de la dehesa de 400 vacas, me imagino que tengan mortalidades muchísimo más superiores al 0,3% que habla el Ministerio. Es algo muy serio.
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No se le ha dado la importancia que tiene y no se le está dando. Espero que las administraciones se pongan las pilas. Que todas las provincias desde sus unidades veterinarias reporten los casos. En Zamora me consta que se está trabajando en ello. Se han puesto en comunicación con veterinarios a pie de campo; se están haciendo encuestas;se está llamando a ganaderos desde las unidades y se están empezando a hacer las cosas pero, claro, hasta ahora no se han hecho como habría que haberlo hecho.
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