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Rubén da de comer de la mano a sus cachenas.
La vaca cornuda ya está en Salamanca

La vaca cornuda ya está en Salamanca

Ejemplares de la raza cachena, en peligro de extinción pero con una carne preciada que se compara con la de kobe, se encuentran en una explotación de Juzbado. Dicen que es mitad vaca, mitad cabra

Susana Magdaleno

Salamanca

Viernes, 11 de octubre 2024, 19:01

A Salamanca le faltaba una mayor presencia de la raza cachena, en peligro de extinción, pero ahora en expansión porque su carne se compara a la del kobe. De las 3.779 reproductoras que había en diciembre de 2023 de esta raza en España (datos del Ministerio de Agricultura), 3.529 están en Galicia y sólo 159, en Castilla y León.

Ahora, y gracias al ganadero Rubén Blanco, se pueden admirar los ejemplares de esta raza en una explotación de Juzbado. Es espectacular por sus cuernos, que según su propietario miden en torno a 80 centímetros, con una distancia muy parecida entre uno y otro. A pesar de disponer de estas armas, Rubén mantiene que no se pelean «aunque a veces chocan los cuernos como riñéndose». Señala que hasta los dos años (cuando ya se endurecen los cuernos) hay que tener cuidado en cuanto a que se les puedan partir. Tampoco le da mayor importancia: «Cuando se troncha alguna punta se escayola y listo, pero no es habitual si están manoseadas y tranquilas». Él acostumbra a darles de comer de la mano.

Con esos cuernos, sorprende un cuerpo tan menudo (117-122 centímetros de altura en cruz) de ahí el nombre de cachena (término gallego que significa pequeño) o que se les conozca como «galluda» o «galleira», «con los cuernos muy grandes».

El espectacular toro «Cautiverio», arriba, y a la derecha, una de las cachenas con su cría.

En Juzbado pueden verse 37 animales cachenos de todas las edades y, entre ellos, dos machos. Uno de ellos, «Cautiverio», es el padre de los terneros y que ahora está a la venta por la necesidad de cambiar la sangre. Rubén reconocía que lo suyo, lo de comprarlas, habías sido por capricho, «por la belleza de estos animales». Desde que vio a uno de estos ejemplares en la agropecuaria de Salamanca supo que quería tenerlos, y ahora ha visto cumplido su sueño. En su explotación cuenta con ganado cruzado y de lidia (en Santa María de Sando). Tiene mucho que ver para el tipo de ganadería que Rubén Blanco fue novillero y también su experiencia como mayoral.

Pese a los espectaculares cuernos, explica que la cachena es una raza «muy dócil, tranquila y noble». Y, aunque no tiene nada que ver con el rendimiento cárnico de otras, Rubén destaca la calidad de su carne y hacia esa producción y la venta en pureza quiere orientarse Rubén. «De momento dejaré todas las hembras para ir haciendo la ganadería pura», explica, y cuenta que todos los ejemplares están inscritos en la asociación ganadera y con el certificado de pureza de raza.

Reconoce que su experiencia con la cachena no puede ser mejor y destaca que es un animal «muy desengañado, que aprovecha de todo» y lo señala como el «ideal para labores de desbroce». De hecho de la cachena dicen que es mitad vaca, mitad cabra.

Rubén destaca lo bien que se ha adaptado a Salamanca (son animales que proceden de Galicia y que están en los montes), aunque mantiene que irá seleccionando los ejemplares que mejor se aclimaten a estas temperaturas. Su explotación se llama «Entrimo Charro», como homenaje a la población de Orense donde quedaron a finales del pasado siglo los últimos ejemplares de cachena y evitaron que desapareciera la raza.

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