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Lunes, 9 de enero 2023, 23:44
Si Villoruela vivía antes del mimbre, como en general la comarca de Las Villas, ahora este cultivo queda para dos familias y, de ellas, una es la que más producción tiene, con 10 hectáreas. Son los hermanos Sánchez -Faustino (Tino), Juan y Teresa los que ... tiran aún de este cultivo - y lo hacen por tradición familiar, porque es un trabajo que ya realizaban sus padres, Juan y Águeda. Ahora en diciembre están en plena cosecha hasta marzo. La mimbre, característica por su color rojizo, empieza a brotar en ese mes, crece luego hasta agosto y es entre septiembre y noviembre cuando cae la hoja.
Tino está estos días en una parcela próxima a Babilafuente cortando mimbre con la desbrozadora y otras dos personas trabajan con él porque es necesario cogerla y, a continuación, atarla. La mimbre mide entre 1 y 3 metros por lo que su manejo no es fácil y la utilización de maquinaria es complicada. De hecho, los hermanos Sánchez compraron una máquina en Polonia que corta y ata, pero el problema es que necesita calles y es un cultivo permanente -en su caso tiene ya 30 años- y entonces no se dejaron en general esos accesos. De momento lo que hacen es cortar la mitad con desbrozadora y la otra, con la máquina que compraron hace 5 años. La solución sería volver otra vez a plantar pero Tino reconoce que es inviable porque “requiere una gran inversión, lleva 3 años de poner dinero y trabajo duro”.
“Ahora mismo el cultivo del mimbre no tiene ningún futuro”, añade Tino. Y señala que hay en Cuenca, por ejemplo, “pero porque no se hicieron concentraciones parcelarias”. “No hay ayudas y al final el que la paga es el cliente, que va a lo más económico”. Él tiene ahora 42 años, lleva 15 trabajando con mimbre y no sabe si llegará a jubilarse así. “Nosotros nos mantenemos porque tenemos plantaciones y la infraestructura y como la oferta cada vez es menor, tenemos más demanda”, dice. En toda Salamanca hay solo una veintena de hectáreas sembradas pese a que un agricutor salmantino, Antonio Moisés Villardón, que cultivó mimbre durante más de 20 años en El Pedroso de La Armuña, llegó a grabar un vídeo a petición del Ministerio de Agricultura como promoción de este cultivo ecológico y respetuoso con el uso del suelo, algo muy acorde con la nueva PAC.
Una hectárea de mimbre produce unos 24.000-25.000 kilos de miembre verde y tallado equivale a 14.000-15.000, que una vez pelado se queda en unos 8.000. Este año fue bueno porque, como señala Tino, “necesita agua y calor y, como ha calentado, ha crecido mucho”.
El mimbre una vez cortado se considera verde. Si se talla a mano poco a poco, se usa para rollos de vallas, que es una de las principales demandas. Si es para artesanía, recién cortado se talla, se mete unos 10 centímetros en agua para que vuelva brotrar y en mayo se pela y queda blanco. Para quede de color marrón claro se cuece en calderas de agua para quitarle la cáscara en julio, una vez seco.
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