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No es eso. El Ministerio de Agricultura sí ha mantenido reuniones desde que apareció la enfermedad hemorrágica epizoótica -EHE-. Dice el Gobierno, en respuesta parlamentaria publicada ayer, que desde noviembre de 2022, cuando fue el primer caso, ha realizado «las necesarias actuaciones de coordinación». Y ante eso, poco se puede decir.
Por lo que contesta el Gobierno a una pregunta del Grupo Sumar en el Congreso, tampoco es necesaria mucha reunión porque no hay mucho que contar. Explica básicamente lo mismo que meses atrás: que sí ha habido exceso de mortalidad, pero dice lo de antes, que por debajo del 1%. Matiza el Gobierno que, además, ese porcentaje no es atribuible del todo a la EHE porque han pasado más cosas, como la sequía, o que influye hasta el precio al alza de los inputs agrarios. Además cuenta en esa respuesta que ha habido mucha diferencia entre provincias.
Dice el Gobierno algo más que también se sabía, que no contempla ayudas por la EHE. Dinero para estudios, sí, pero no desvela cuánto. Sí cuenta que ahora, un año y cinco meses después de la aparición de la enfermedad en España y de los estragos que causó en provincias como Salamanca, trabaja en un estudio monitorizado del impacto de la enfermedad «a medio plazo». Se trata de ver secuelas crónicas de animales para caracterizar mejor las pérdidas de las explotaciones. Tampoco dice que si son altas, contemple ayudar a los ganaderos. Tampoco es necesario concretar tanto en una respuesta parlamentaria, pensará.
Por eso sorprende que anuncie en ella que en su afán de sensibilizar sobre la enfermedad, de formar y de mejorar el conocimiento sobre ella, contempla publicar información. En concreto, tres artículos de divulgación sobre la EHE. ¿Dónde? Pues ha decidido el Gobierno que en una revista «de amplia distribución» en el sector de la ganadería. Y a ella, que ya nos contará cuál es la elegida, nos remite para que conozcamos el impacto de la enfermedad en 2023 y las previsiones del Ministerio de cara al futuro. ¿Por qué? Se entiende difícil. Se ve que lo cree mejor que reunir, por ejemplo, a los consejeros.
En la respuesta parlamentaria, el Gobierno ha sido clarito: ha contado que ha hecho poquito en relación a la EHE y que la considera una enfermedad menor, de nivel de reuniones de técnicos. Verá daños que ha causado pero para que, en todo caso, los cubran otros. Y nos lo contará todo en una revista.
Al ganadero le queda confiar en que no vuelva la EHE porque ahora no tiene ni siquiera la garantía de recogida de cadáveres. No es difícil de imaginar qué le pasaría a un ganadero si dejara una res muerta en su explotación una semana, como le ocurre ahora después de pagar encima el seguro. Esto, como la EHE, se ve que tampoco es importante.
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