Secciones
Destacamos
El ganadero se ha ido de zonas donde campa a sus anchas el lobo. Pongamos la Sierra de la Culebra. Apenas quedan ganaderos. Ya sólo casi en reportajes de hace años. Cuando le contaban sus penas a Frank Cuesta, por ejemplo. Primero se defienden con dos mastines, luego ya con doce, luego ya da igual el número. Luego tardan en cobrar ayudas. Y se dan cuenta de que es imposible ponerle puertas al campo. Les dicen que encierren el ganado y si lo encierran ya no es ganadería extensiva. Y justo la ganadería intensiva es lo que demonizan también esos que le dicen que encierre el ganado. O que ponga un cacharro para tirar petardos. O que el lobo no se acerca, que huye del hombre. Y anda que no hay vídeos en los que se le ve tan pancho. Y, al final, abandonan. Y el ganadero, a otra cosa. A lo que sea, pero deja de trabajar para disgustos.
Y eso ha pasado en Zamora, pero también en Salamanca, donde zonas con ovejas ya no lo son. El ganadero simplemente se retira, deja su espacio y la zona queda abandonada. Cuando llega un incendio cunde el pánico porque cada vez son más incontrolables. Y siempre el problema está en que no se aporta suficiente dinero a las patrullas. Pero no nos preguntamos dónde está esa cabra o esa vaca que limpiaba. Y nos molestan los bosques llenos de hierbajos pero si, de repente, son intransitables y se nos acaba el paseo por ellos.
La fauna no se toca. Tiene un plus. Y a veces pasa como con el lobo, que le dejas el monte enterito y ahí crece de todo. Y a veces, al revés, que dejas que la población de ciervos y jabalíes se multiplique y arrasen con todos los vegetales, como en el Parque Nacional de Cabañeros, en Castilla-La Mancha, como reflejaba este fin de semana Abc. Y cuenta que si el límite eran 25 ciervos por kilómetro cuadrado, ahora hay 35. Y que si en Monfragüe la cantidad ideal son 10, ahora hay 25. Y en las fincas privadas se llevan la peor parte. Hay problema en los parques naturales y también en las zonas agrarias. Ahí están los jabalíes y ciervos que arrasan, por ejemplo, con el viñedo en la Sierra. Y con los agricultores pasa como con los ganaderos, que se van aburridos y a ver qué comemos.
Y cuando hay sobreabundancia la capacidad para corregir lo que se ha ido de las manos es muy limitada. Ahí está el Parlamento Vasco, que ha entendido que la caza es una gestión clave para gestionar la fauna, pero vamos a ver si no llega tarde.
Y a ver qué pasa al final con las colonias de gatos, capitanes de las ciudades. Y también con las ratas, que no dejan de crecer y que ahí no tienen depredadores naturales, porque el gato ni se acerca. Al gato parece que le van más las lagartijas pero parece que no importa que científicos denuncien que si son muchos, es un problema para la biodiversidad.
No se caza al lobo. Se deja hacer al ciervo y al jabalí.Hemos asumido que si hay muchos, ponemos una señal en la carretera. Y si hay un accidente, pobrecito el ciervo. La sociedad es cada vez más animalista. Primero, las ciudades. Ahora, también los pueblos. A lo mejor hay que empezar a hablar bien de los cazadores por la cuenta que nos trae a todos.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.