Emilio Armenteros, junto a su cosechadora en una parcela de Parada de Rubiales. SM
Campo

El sufrimiento de un agricultor salmantino: «Si esperas por lo verde, lo seco se cae al suelo»

Los agricultores afirman que sus cosechas no llegarán ni al 50% de un año normal

S. M.

Salamanca

Miércoles, 5 de julio 2023, 13:02

Esta es una de las campañas en las que a los agricultores les cuesta sacar la máquina de la nave: saben que hay poco grano que coger y, además, encuentran dificultades a la hora de cosechar.

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Primero, lo poco que ha crecido el cereal les obliga a bajar mucho la cosechadora, lo que siempre suele suponer llevarse el susto con alguna piedra o tener que bajar de la máquina más a menudo de lo habitual porque se atasque la cosechadora. Lo segundo, lo verde que está la tierra. La lluvia de junio hizo que rebrotara el cereal y ahora en la mayoría de las parcelas existe mezcla de seco y verde.

Emilio Armenteros, agricultor de Parada de Rubiales, es de los que decidió comenzar más pronto a cosechar. Lleva una semana con la cosechadora y su balance sobre lo que está viviendo no puede ser más claro: «La situación es mala y todo está parecido, las avenas, los trigos, cebadas... da igual», dice.

Estima que en las tierras se obtendrá entre un 30 y un 40% de una cosecha normal. Y luego se encuentra la dificultad de las malas hierbas: «Ha rebrotado el cereal con las lluvias y si esperas por lo verde, lo seco se cae al suelo, se tumba, y ya no lo puedes cosechar. Así que toca empezar». Él calcula que en 15 días ya no queda nada de cereal por cosechar en su zona dada la penuria de la cosecha. Y a lo que está es a la espera de las ayudas, aunque mantiene que el seguro no es justo porque «a una persona de 42 nos cubre la mitad que a una de 55», denuncia.

Cerca, en Castellanos de Moriscos, cosecha el agricultor Francisco Manso. Él prácticamente acaba de empezar y calcula que terminará en unos 20 días. «Esta parcela, que es de las buenas que tengo, no sé si llegará a los 2.000 kilos por hectárea», y mantiene que esa tierra es de producciones entre los 4.000 y 5.000 en años normales.

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«Es un año muy malo y eso que estamos en la zona buena de La Armuña», advierte. Ha dado parte al seguro de esa tierra, como de las demás, y lo que hace es dejar tiras de «testigos» para cuando vengan los peritos a verla. «Trigo o cebada, qué más da: está malo todo», señala. En la tolva le sale trigo verde y trigo seco, mezclado, y en su cooperativa le han dicho que siga aunque la humedad esté en el límite.

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