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En unos días se acabará el particular tormento que viven cada verano los casi 400 agricultores de la comunidad de regantes de La Maya, con 2.271 hectáreas repartidas entre los términos de las localidades de La Maya, Fresno Alhándiga, Sieteiglesias de Tormes, Encinas de Arriba y Alba de Tormes. Será este sábado cuando recuperen el horario de riego diurno y se olviden del nocturno y puedan, por fin, volver al horario habitual de sueño que perdieron a mediados de junio para ahorrar en luz y agua.
Desde entonces y hasta ahora sólo pueden regar de 10 de la noche a 9 de la mañana. Descansan el domingo, día sin riego no sin quejas de algunos de los agricultores, y vuelven al trabajo en la noche del lunes.
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Juan Antonio Alonso, el presidente de esta comunidad de regantes, es de los que ya ve habitual el horario nocturno aunque reconoce que apenas duerme en ese periodo. «Una siesta de 3 de la tarde a 6 y entre el calor y el ruido, a veces ni eso», dice. En su caso a la agricultura se une la ganadería y a los riegos nocturnos, el atender a los cochinos. Sí reconoce que alguna cabezada nocturna en el coche sí cae entre visitar una parcela y otra.
Las noches para José Antonio Alonso son, no obstante, un no parar porque se trata de un regadío sin concentración y él trabaja unas 70 hectáreas de cultivo repartidas entre una veintena de parcelas. «Entre ver unas y otras me puedo hacer cada noche 100 kilómetros por caminos y menos mal que los de Encinas de Arriba están como autopistas», dice el que también es alcalde de esta localidad.
Y es que a pesar de que la comunidad de La Maya dispone de regadío inteligente -lo que permite al agricultor activar el riego desde el móvil y no acudir a la parcela porque los hidrantes se abren desde la sede central- al final las noches son de trabajo y de ir a las tierras. Juan Antonio explica que tiene que visitar cada parcela para controlar, por ejemplo, que el pívot funciona «o que no se ha metido arenilla o también, como ahora se ven ya jabalíes, que no han tirado un tubo y se esté encharcando la tierra». Aún así él es de los que seguiría con este horario nocturno porque ve que supone un beneficio para los cultivos, que aprovechan así más el agua, y también para los bolsillos de los regantes, que gastan mucho menos. «De noche se riega mejor», mantiene, «pero también hay que ver lo que quiere la gente».
Como los agricultores desean recuperar el horario habitual, a partir de este sábado la comunidad de regantes cambia el horario y podrán regar desde las 7 de la mañana hasta las 10 de la noche.
La satisfacción del «sacrificio» del último mes y medio les llega al menos este año en forma de que al menos los cultivos los ve «bastante bien, aunque vienen tardíos». También el embalse de Santa Teresa tiene agua suficiente: en la tarde de ayer, 380 hectómetros cúbicos, cuando la media de esta semana en los últimos 10 años era de 335,4.
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