Ahigal de los Aceiteros es cada vez más el pueblo de los olivos. Este año se han plantado 7 hectáreas y ya son casi 120 las que tiene un municipio en el que durante el año apenas viven 80 vecinos. De ellos, aproximadamente la ... mitad tienen olivas y a pesar de la edad avanzada de los habitantes, la mayoría están muy cuidados. ¿Los secretos? El alcalde, Óscar Sánchez (PP), lo tiene claro. Por una parte, el amor al olivar, que es parte de la historia del pueblo. Y unido a esto, la fuerza de la almazara ecológica de Ahigal de los Aceiteros, la primera que se construyó en Castilla y León. Fue en 2010 y con ella el pueblo, en el parque natural de Arribes del Duero, se orientó hacia el turismo y rentabiliza el cultivo.
En Ahigal se da el caso de que con una población decreciente, ha aumentado, en cambio, la superficie de olivar. «Es de gente de fuera que tiene raíces aquí», cuenta Óscar Sánchez. De los que quedan en el pueblo, algunos pueden mantener las parcelas preparadas y recoger la aceituna y otros, en cambio, dan el trabajo a hacer. Aún así, «ahora mismo no hay olivos perdidos y si queda alguno así es porque tiene mucho paredón», explica.
Él es agricultor, ganadero de ovejas churras y, además, hace trabajos de cuidado del olivar para quienes, por edad o estar fuera, no pueden cuidar de él. Trabaja casi 80 hectáreas de olivar junto a su hijo.
Ahora está acabando prácticamente la campaña de recogida de aceituna con la variedad estrella de la zona, la zorzal, que es autóctona de Arribes del Duero y permite producir un aceite diferenciado.
Las aceitunas de esta variedad son muy aromáticas, con sabor afrutado y son producto gourmet por su escasez y calidad. Es una aceituna más alargada de lo normal y, destacan fuentes de la almazara ecológica, tienen un rendimiento graso superior a la media de la zona.
Si Óscar Sánchez, como quien tiene esta variedad -en el municipio también hay otras, sobre todo manzanilla o picual- reserva la recogida de la zorzal para el final es para llevar todos los kilos juntos a la almazara. De ella solo hay unos 6.000, con un rendimiento de aproximadamente el 10% (de 100 kilos de aceituna, 10 ó 10,5 litros de aceite). Este martes está previsto que finalicen su recogida. «Una vez que madura la aceituna, coge acidez en el árbol así que lo que hacemos es cosecharla cuando está entre el verde y el negro, cuando aún no ha madurado mucho», explica el alcalde. Si también pueden dejar para el final la zorzal, aparte de porque a ella le dan los máximos cuidados, es porque es la que más resiste en el árbol. «La manzanilla se cae pero esta aguanta», cuenta Óscar Sánchez, que ayer cosechaba aceitunas con la ayuda de paraguas mecánicos.
El hecho de que en el municipio la aceituna vaya a la almazara ecológica hace que, a diferencia de lo que ocurre en otras zonas, aquí no se utilicen productos químicos. «Las demás labores son iguales -explica Óscar- porque quitamos los mamones, podamos y aramos las malas hierbas». La cosecha de este año esperan que sea buena. La almazara de Ahigal de los Aceiteros confía en molturar este año 200.000 kilos, producción considerada normal y que es el doble que el año pasado.
Lo que se pierden en este pueblo son las ovejas. El propio alcalde tenía 700 de raza churra, para carne, y de ellas solo le quedan ya 70. Su explicación es sencilla: «Dan muy poca producción y mucho trabajo. La oveja es muy esclava», asegura.
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