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El holandés Sikko sigue con sus cabras ARCHIVO
¿Por qué no hay ‘cabras bombero’ si el monte se quema?

¿Por qué no hay ‘cabras bombero’ si el monte se quema?

La Junta puso en 2008 en marcha tres proyectos en Salamanca. Todos fracasaron y los alcaldes de los municipios “piloto” ven la misma causa

Domingo, 17 de julio 2022, 21:02

En abril de 2008 la Junta de Castilla y León, a través de la Consejería de Agricultura y Ganadería que entonces dirigía Silvia Clemente, puso en marcha en Salamanca el proyecto de las “cabras bomberos”. Consistía en dotar a pueblos con alta superficie de montes de naves para guardar cabras y que éstas se cedieran o alquilaran a un precio simbólico a personas dispuestas a comprar estos animales y a pastorearlos para limpiar así la maleza.

El primer pueblo que se sumó fue Robleda y lo hizo con un curioso sistema: un vecino de Descargamaría (Cáceres) tenía finca en la Sierra de Gata y quesería y entonces fue él quien compró 400 cabras y un ganadero -Agustín Ovejero- se encargó de cuidar y guiar el ganado. Un año después, el ganadero ya era dueño de la mitad del ganado... pero al final lo dejó. El alcalde de Robleda, José Luis Varas (PSOE), tiene muy claro que “el problema es la falta de rentabilidad”. “Las vacas y las ovejas tienen más ayudas que las cabras en las ayudas de la PAC”, dice. “O se da una línea de ayuda directa para estas “cabras bombero” o es imposible”, cuenta.

Ahora tiene la nave otro ganadero -Benjamín Gómez- que cuida de unas 200 cabras pero necesita los ingresos de otros trabajos para poder mantenerse porque no le es rentable. Apostaron por las cabras porque es un ganado más barato para comprar que las vacas y con la idea de ampliar en función de los ingresos. El problema es que no entra en rutas de recogida de leche y los compradores están en Cáceres.

Peñaparda

En Peñaparda también fracasó la experiencia de “cabras bombero”. Allí la Junta de Castilla y León construyó una nave y dos ganaderos jóvenes, de Villasrubias, Adela Amado y Primitivo Mateo, iniciaron la aventura con el compromiso de limpiar el monte. En 2014 compraron alrededor de 300 cabras con una inversión de unos 25.000 euros. Adela sabía que en los primeros 4 ó 5 años era imposible que fuera rentable porque por un chivo entonces cobraban 30 euros.

La aventura se acabó porque las cabras cogieron una enfermedad, se quedaron sin ellas, y se vieron obligados a abandonar. La alcaldesa de Peñaparda, Camila Vizarro (PP), lo lamenta mucho: “donde pastaban las cabras estaba más limpio. Es el animal que mas limpia pero no es rentable porque tiene que coincidir que tengas años buenos de precio y que no se te mueran”.

Las cabras son animales muy delicados y requieren más atención del ganadero que las ovejas desde que nacen porque, por ejemplo, tardan más en mamar. En precio sin embargo suelen vender algo más baratos los chivos que los lechazos.

Desde 2019 utiliza la nave un holandés jubilado pero pasa solo 6 meses en Peñaparda porque el resto está en Gata (Extremadura). Tiene unas 180 cabras y quesería en El Payo. De momento la rentabilidad le viene por su pensión de jubilado aunque viaja Alemania y a Holanda para vender su queso allí.

Fuenteguinaldo

Lo mismo que ocurrió en Peñaparda, que el proyecto se acabó porque a las cabras les entró una enfermedad, pasó en Fuenteguinaldo. Allí la Junta de Castilla y León decidió construir otra nave para el ganado -eligió zonas con mucho monte- y un vecino del pueblo decidió lanzarse con el proyecto. Compró 300 cabras en 2009 pero con la mala suerte de que después de la fuerte inversión les entró una enfermedad y se quedó solo con 70.

Aguantó aún así unos 3 años sin ayudas, a pesar de que se vio obligado a techar también la nave. Recorría 80 kilómetros para llevar la leche que ordeñaba a Hoyos (Cáceres) porque en Salamanca no se la recogían ni había queserías próximas interesadas y adquirió para ello un tanque... y al final vio que no era rentable. La alcaldesa actual, Lourdes Palos (Cs), conoce muy bien la iniciativa porque ella es la mujer de ese ganadero. “Se metió porque su abuelo era vaquero y su padre también tenía mucha ilusión, pero... No es rentable pero se notaba mucho la labor de las cabras en el monte: “Lo dejaban todo limpio”, dice. “Ahora mismo no hay gente que se quiera dedicar a estas explotaciones porque son muy sacrificadas”, dice. Aún así son afortunados porque hay otro vecino aprovechando la nave, aunque no condicionado el uso al pastoreo por el monte.

Como conclusión de la experiencia, el alcalde de Robleda cree que el ganado en los montes públicos “viene muy bien -y no tienen que ser cabras porque también ayuda el vacuno y el ovino- y sostiene a la gente en los pueblos”, dice José Luis Varas. “Antes estaban los carboneros o los cabreros en el monte pero esa gente que vivía del campo emigró a Francia y eso no va a volver. Si queremos ganado en el monte tiene que haber ayudas para eso. Y tienen que ser muchos animales para hacer un buen trabajo”, añade, como experto forestal que también es.

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