Si se ve a un pastor con sus ovejas en La Armuña es muy probable que sea Paco, Francisco Benito, ganadero de toda la vida y con un hijo que se dedica al mismo oficio. Poco amigo de las fotografías, Paco es el termómetro de lo que vive estos días un pastor porque ni a sol ni a sombra las deja y ni el calor más intenso, como el de estos días, hace que desista de sacarlas.
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Paco reconoce que aunque ha habido otras épocas de calor como el de estos días, es algo que se vive en pocas ocasiones. Para él, los peores días de calor fueron martes y jueves. Y lo explica fácil: «El miércoles por la tarde, aunque estuvo malo se movía el aire y se vivía. Pero esos dos días ...» Si él lo pasa mal, en busca de sombras que no hay en La Armuña, las ovejas le dan trabajo doble porque «en estos días de calor todos los ganados si no van cara al aire, no se mueven». Y es un empeño del pastor dirigir a las ovejas hacia la comida o el agua «pero aunque lo intentes, te aburres moviéndolas. Luego ya en el momento en el que el estómago se les va vaciando, se mueven».
Advierte de otro peligro, la bajada de temperaturas. «Estos días no pero la semana pasada por la mañana ibas con el mono puesto y si la temperatura es muy alta por el día y por la noche se desploma, vienen los catarros en las ovejas».
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