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José Antonio Sánchez, con algunas de sus ovejas.
«Si les pasara lo que a mí, dejarían de proteger tanto al lobo»

«Si les pasara lo que a mí, dejarían de proteger tanto al lobo»

Al ganadero José Antonio Sánchez le han cambiado la vida los ataques

Jueves, 5 de diciembre 2024, 11:19

A la pregunta de que si confía en que el Gobierno de España rebaje la protección del lobo y siga la línea de Bruselas, el ganadero José Antonio Sánchez responde con un «cuando lo vea, te contesto. Creo que me estás entendiendo».

José Antonio no aparece como una persona ilusionada por más que este martes el Comité Permanente del Convenio de Berna votara a favor de la propuesta de la Unión Europea de rebajar la protección.

«Veo que van tomando alguna medida y está bien. Pero, claro, luego resulta que aplicamos lo que nos da la gana en España. A nosotros nos obligan a cosas y nos dicen que es porque viene de Europa y ahora que no viene de Europa, pues es porque les da la gana», dice. «Y eso no está bien».

A este ganadero de Encina de San Silvestre le cambió la vida el pasado mayo cuando tuvo el primer ataque de lobo de su vida. «Dicen que no hay evidencias científicas de que ahora hay más lobos: y yo lo que puedo decir es que ni los que tienen ahora 100 años recuerdan haber visto antes el lobo por aquí. No ha habido en la vida lobo».

La aparición del lobo le cambió la vida a José Antonio porque en estos casi siete meses le mató 50 ovejas de las 1.500 que tenía en mayo, con ataques constantes de 4-5 bajas. Y desde mayo ahora es otro porque reconoce claramente que está desesperado: «No sé qué me voy a encontrar cada mañana cuando voy a ver a las ovejas. Voy con miedo y no puedes descansar tampoco bien. Es algo que te afecta mucho». «No queremos que desaparezcan -añade-. Sólo que tomen alguna medida».

El futuro de su explotación también es otro porque antes tenía garantizado el relevo con su hijo y después de un ataque tras otro, él se ha buscado trabajo y la mujer de José Antonio, que trabajaba fuera, ha tenido que volver a la explotación. «Con el lobo todos son problemas, todo disgustos. Nos sentimos muy mal, abandonados. Es muy triste ir a ver al ganado y encontrarte ovejas muertas. También que estés luego quejándote por eso y que los que te tienen que escuchar porque son los que pueden hacer algo, no te escuchen. O que si te escuchan, te digan, «sí, sí», y palmadita en la espalda. O que te digan, «pues esto es lo que hay». Nos sentimos muy mal», dice.

«Desde mayo esto es levantarte, llegar y ver desastres y es muy desagradable. Un ganadero de la zona ya vendió todas porque no aguantaba más», señala José Antonio, «y los demás vamos camino de ello. O cambia esto, o desaparecemos en muy poco tiempo», advierte.

Desde que en septiembre de 2021 el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico publicó la orden que prohibía la caza, el lobo es intocable, hasta el punto de que tampoco es posible actuar con controles de población para animales concretos que estén siendo especialmente dañinos para la ganadería de una zona, como es su caso. La Orden TED/980/2021 publicada en el BOE establece que se pueden realizar extracciones pero siempre que «no exista otra solución satisfactoria». Y para saberlo, se exige que se hayan aplicado «adecuadamente» medidas de protección y que se haya demostrado que han resultado ineficaces. La Junta de Castilla y León no ha realizado ningún control desde entonces debido a estas condiciones y los ganaderos, como José Antonio, mantienen que antes de que se pueda autorizar, se ha quedado sin rebaño.

Ahora lo que recibe el ganadero es una ayuda por ovejas. En concreto, José Antonio mantiene que ha recibido 160 euros por cada una, más 80 por el lucro cesante y 30 más por ser una explotación de producción de calidad reconocida.

En lugar de comprar otras 50 ovejas con ese dinero, José Antonio cría suyas. Y lo explica: «Yo llevo con la ganadería toda la vida y no quiero meter ovejas de fuera y es por una parte porque las tengo seleccionadas como a mí me gustan y, por otra, porque las tengo sin cojera, enfermedades... Imagínate que compro de fuera y tengo un brote tal como está ahora la sanidad. Tendría que cerrar la puerta definitivamente».

Por cada oveja que le han matado estima que ha perdido además el cordero que pariría ahora en Navidad (a precio de Lonja le pagarían por el de 13 kilos 90,35 euros) y la siguiente paridera. Cría corderas que hasta los 14 meses no producen y si le diera por comprar alguna calcula que, como apenas hay, le costaría 250-300 euros, si está para parir.

«Aquí la cosa es si al Gobierno le interesan más los votos o la ganadería y que la gente coma por un precio asequible. No queremos que un cordero valga 200 euros porque pierdes clientes. Cada cosa tiene que valer lo que debe y cuando suben de precio, es porque no hay. Si al Gobierno le pasara como a nosotros, seguro que bajaba la protección. O seguro que los conservacionistas, si les pasara, pensarían de otra manera».

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