Como cada vez que su empresa le envía a Salamanca, al mercado de ganados de los lunes, Daniel Constantin Elesei llegó el domingo a eso de las 11 de la noche, aparcó el camión junto a otros, casi los de siempre, durmió allí y espero a que abrieran las instalaciones de la Diputación.
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Luego, mientras el mercado, cafetito, y a eso de las 12 de la mañana, más o menos, preparativos para la vuelta a Huesca, ahora con 90 terneros comprados en el mercado por quien contrató el viaje. Cuando él llegó el domingo ya sabía que volvería cargado con aproximadamente ese número de terneros.
Mañana Bruselas publica la normativa que endurecerá el bienestar en el transporte de ganado. Daniel Constantin, que tiene fama en el mercado de ser una persona muy sensible con el bienestar de los animales, mantiene que viajan bien en los camiones. En su caso, conduce uno de doble piso que está autorizado para tener dentro 24 horas a los terneros, con su espacio para cada uno, con su agua, sus ventiladores si es verano, regulación de temperatura en invierno... «Cuando los cargas se mueven un poco en la caja, pero luego ya cogen su sitio y se tranquilizan», cuenta. «El viaje con ellos se hace bien», dice. Solo con los animales que lleva el peso que transporte supera los 18.000 kilos.
Él considera que ahora mismo, con la situación actual, lo importante no es tener más normas de bienestar animal o cambiar algunas de las que, en su opinión, funcionan, sino facilitar el cumplimiento de las actuales que son positivas. «Pero a nosotros, los transportistas, nadie nos pregunta; no pintamos nada», se lamenta.
Daniel se refiere, por ejemplo, a la obligación de desinfectar los camiones antes de cada carga cuando, en cambio, apenas hay lavaderos públicos como el que existe en las instalaciones del mercado.
«En los puertos, por ejemplo, no hay», asegura. También se queja Daniel de la falta de lugares donde descargar animales en trayectos largos.
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Daniel nació en Rumanía y lleva 7 años trabajando con ganado en España porque en su país se había dedicado sobre todo a la construcción. Reconoce que ahora le gusta, y también que es en parte un privilegiado porque trabaja para una empresa que hace viajes relativamente cortos. «Yo ahora -por ayer- llegaré gracias a Dios a casa, me daré una ducha y dormiré bien, pero hay compañeros que pasan semanas fuera».
Y para ellos lo que pide Daniel son medidas para su bienestar, que se tenga en cuenta a los transportistas desde las administraciones y no solo al ganado. Reclama, por ejemplo, lugares de descanso para ellos, que se ven obligados a pasar días y días en el camión.
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Y, además, reclama, por ejemplo, aparcamientos para camiones con ganado. Ahora, al no haber, le obliga por ejemplo en caso de avería a ponerse junto a otro camión con los animales e interrumpirle su descanso. Aparte de la inseguridad.
En su caso, aparte de los viajes al mercado de ganados de Salamanca son habituales los desplazamientos a Francia, sobre todo para traer ganado a explotaciones españolas. Últimamente reconoce que se han incrementado esos viajes. Él suele traer a España terneros mamones, de 50 ó 60 kilos, de Francia.
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Daniel sube los terneros al camión y sale del mercado. «Este es un viaje de los fáciles», dice. No sabe si será así cuando cambie la norma.
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