Los Lanz se anunciaban allá por 1954 en las páginas de La Gaceta de Salamanca con el eslogan «un tractor de calidad» y con 6 modelos que se vendían desde Talleres Bermejo, que era el representante para la provincia de Salamanca. No es raro que un Lanz fuera la imagen de la infancia del salmantino Ángel Escribano, en Valdunciel o que le fascinara el sonido del arranque. Todo gracias a que un vecino del pueblo se había decantado por este tractor.
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«Me llamaba la atención el ruido del tubo de escape, que es muy característico», señala Ángel. Así que en lo que pudo buscó un tractor parecido por nostalgia y lo encontró en Gerona, aunque fue el modelo anterior al que veía en Valdunciel. El suyo, un Lanz 38 de los años 55-56; el de su vecino, del 60 o principios, modelo que no descarta llegar a encontrar. «Era un poquito más moderno, pero el funcionamiento, ruido y tipo de tractor es igual», señala.
El Lanz 38 se puede ver circular por Valdunciel porque está matriculado como vehículo histórico, pero no trabaja la tierra porque no tendría sentido con los aperos actuales. Tampoco Ángel se dedica a la agricultura, aunque de pequeño sí ayudó a su padre. Explica que los Lanz tuvieron mucho éxito después de que comenzaran a montarse en Getafe porque los anteriores modelos venían de Alemania. «Era un tractor muy duro y ya no tan caro», explica. Como peculiaridad está que tenía un motor de dos tiempos -aunque el suyo ya está modificado- y arrancaba en gasolina «porque se comporta mejor que el gasoil con el frío, y luego ya continuaba con el gasoil. Se podría decir que era un híbrido de entonces», señala.
Otra característica es que el motor arrancaba con sistema de vaivén. «Cuando le metías primera el tractor podía ir para atrás y no para adelante», señala. Cambió el motor y la dificultad de encontrar piezas originales le impidió mantener el sistema, igual que antes arrancaba con pulsador y no con llave. En las partes laterales sí tiene poleas que permiten arrancarlo a mano. «He intentado conseguir piezas originales en desguaces «pero no te las venden porque están muy cotizadas». Lo que también ha cambiado es la tornillería «porque tiene mucha vibración y se acaba perdiendo»·.
El color, aunque restaurado, es el original. El Lanz 38 alcanza los 20-25 kilómetros por hora y todo es manual, como el control de apero «porque era el paso de bueyes y mulas a tractor». Lo de la profundidad o el ir recto por la parcela dependía de la pericia del agricultor. «Lo que es la mecánica pura del vehículo no ha cambiado».
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En su otra vida el tractor de Ángel salía en cabalgatas, pero el antiguo propietario precipitó su venta porque no le dejaban circular por las emisiones. Ángel está encantado con la adquisición y reconoce que le gustaría tener alguno más. Quizás también un Lanz 28 «que llama la atención porque es muy pequeñito». Reconoce que estas compras son complicadas. Él tiene lo que buscaba, ese sonido que le dejaba boquiabierto.
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