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La desesperación de los ganaderos de la comarca de Ledesma donde el lobo ha acabado con un centenar de ovejas en los últimos meses es absoluta. Pedro Delgado acababa de comprar unas luces para poner en la parcela, como habían hecho otros vecinos, con el fin de asustar al lobo. Pero no le dio tiempo a estrenarlas. A su vecino Manuel José de momento le están dando buen resultado. A eso de las 11 de la noche lleva la furgoneta frente a la parcela donde guarda las ovejas y enciende un foco que tiene en la parte superior. Luego también ha instalado una placa solar con varios. Le atacó el lobo después de instalarlo pero no en esa parcela, en otra que tiene dentro del pueblo. “De noche esto parece una discoteca”, dice Pedro. En verano todo eran petardos por el campo “para que el lobo oliera la pólvora y no viniera”. Sin embargo, este fin de semana hubo caza, mucha gente en el campo, y ahí estuvo el lobo.
Igual que ocurre en Monleras pasa en Villaseco de los Reyes. Allí los ganaderos han comprado también luces para disuadir al lobo y en uno y otro pueblo hay rondas nocturnas para que el lobo escuche ruido y se marche. En el último ataque había pasado un vecino de madrugada cerca de la parcela de Pedro -no vio nada- y reconocen que no hay ganadero que no se desvele a media noche pensando en sus ovejas.
Lucidio Calvo, una de las mayores víctimas del lobo porque le mató 31 en dos ataques producidos en agosto y septiembre, ya no se fía y prefiere encerrar a los animales de noche en la nave, como hacen también otros ganaderos de la zona. Él la solución que ha encontrado es reducir poco a poco el rebaño para evitar más disgustos. No descarta quitarlas “porque esto no es vida”. “Las saco por la mañana y luego, a la nave a dormir. Y así cada día, “no sabemos cuándo es domingo”, se lamenta. Antes dejarlas en el campo le permitía tener más libertad y menos trabajo.
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